Hay personajes eminentemente teatrales. Diana Vreeland es sin duda uno de ellos. Nacida en París en los albores del siglo XX, descendiente de George Washington y pupila de Michel Fokine, entre otras curiosidades, se convirtió en una de las «popes» de la moda desde sus puestos de editora en las revistas «Harper Baazar's», primero, y «Vogue», después.
«Al galope», el monólogo que interpreta Carme Elías en la sala Margarita Xirgu del Teatro Español (donde ha prorrogado sus funciones hasta el próximo 6 de diciembre) arranca precisamente cuando Diana Vreeland regresa de un largo viaje por Europa después de haber sido despedida de su puesto en «Vogue». La todopoderosa editora, cerca de los setenta años de edad, se tambalea.
La obra, escrita por Mark Hampton y Mary Louise Wilson, pretende ser un retrato de una mujer poderosa y excesiva, a la vista de la decoración de su apartamento neoyorquino -que ha recreado extraordinariamente Ramón B. Ivars-. Nos muestra a una mujer alterada y altiva, pero al mismo tiempo nos descubre su fragilidad, sus debilidades, sus intentos por mantener la serenidad y la firmeza en ese delicado momento. Tengo la sensación de que, tamizado quizás por los hijos de la protagonista, se nos presenta a Diana Vreeland con las aristas limadas y deja fuera muchas de sus seguramente interesantes sombras.
Vi la representación hace ya varias semanas. Carme Elías, una sobresaliente actriz siempre elegante y con una poderosa personalidad, estrenó este monólogo en catalán. Asistí a una de sus primeras funciones en castellano, y tuve la sensación de que todavía se mostraba insegura. No es sencillo pasar en un texto teatral del catalán al castellano. El actor, normalmente bilingüe, tiende a traducir literalmente; las versiones no son traducciones literales, porque las construcciones sintácticas varían. Por eso, intuyo, la inseguridad de la actriz, que seguro que ha corregido en el transcurso de las semanas. Con todo, su porte, su dicción, su saber estar convirtieron su interpretación de Diana Vreeland -bajo la sabia dirección de Guido Torlonia- en un jugoso retrato de mujer.