- ¿Negociado de Revoluciones Pendientes? Dígame
- Mire es que soy tornero fresador en una fábrica de herramientas agrícolas y me han dicho que tienen ustedes un catálogo de actividades bastante cojonudo.
- No emplee esa palabra, por favor, es impropia. A ver, tenemos un surtido amplio de acciones ludico revolucionarias. ¿Es usted animalista?
- ¿Animalista? Tuve una gata que se me murió hace dos años. Pobrecilla, me hacía mucha compañía
- Por favor, vayamos a lo concreto. ¿Cree que hay que abolir los zoologicos y acuarios? ¿Cree que ordeñar a las vacas es una forma de esclavismo o que la pirotecnia debe ser erradicada porque estresa a las mascotas?
- Pues...
- Déjelo, busquemos por otro lado. ¿Es usted vegano?
- ¿Cuando dice vegano se refiera a vegetariano?
- Los veganos nunca se alimentan con productos de origen animal, en cambio los vegetarianos pueden hacerlo. Déjelo, no creo que le interese esta propuesta. La actividad consistiría en manifestarse indefinidamente delante de carnicerías y charcuterías contra el especismo que por si no lo sabe, es la discriminación contra los animales por considerarlos seres inferiores.
- Reconozco que he matado algún mosquito y he cocido marisco en agua caliente. Con respecto a lo otro, lo siento, pero no tengo un tiempo indefinido, en la fábrica solo me dan dos semanas de vacaciones.
- Debe ser triste acabar en una fábrica cuando podría hacer otras cosas. ¿No ha encontrado una salida profesional a sus estudios?
- Abandoné mis estudios muy pronto y además me gusta trabajar con la fresadora.
- Vaya, un obrero de verdad, toda una novedad en este negociado. Debe ser agotador ser un currante de los antiguos. Con capataces negreros, hiperexplotación y todas esas cosas tenebrosas.
- Bueno, ahora no es tan trágico como en la época de Dickens.
- ¿Es usted fascista, acaso? Tenemos varias actividades interesantes si le va esa línea. Puede reivindicar que no saquen del hoyo a Franco o pedir la expulsión de todos los inmigrantes o si quiere, tenemos un pack muy completo reclamando desde la prohibición del aborto, hasta acabar con las autonomías y los matrimonios homosexuales.
- No van por ahí los tiros.
- ¿Cazador? Pronto habrá varias manifestaciones muy interesantes de la comunidad escopetera defendiendo el mundo rural y contra lo que ellos llaman insidias y calumnias de los animalistas y antitaurinos.
- Eso no es lo mío.
- Pero usted es un varón blanco europeo de mediana edad, probablemente heterosexual, eso limita mucho sus posibilidades revolucionarias. ¿ Qué piensa de los inmigrantes?
- No me molestan, tengo un amigo, Ibrahim que vino de Marruecos y...
- Con eso de que no me molestan lo ha dicho todo. Pasemos a otro tema, su caso se está poniendo difícil. ¿Es usted patriota?
- Tengo fobia a las patrias. A sus himnos y a sus banderas.
- ¿Anarquista eh? Pues tenemos en nómina a un grupo okupa partidario de la acción directa que acaban de desalojar de una vieja mansión y que quiere hacer una gran demostración de fuerza.
- Basta. De una puñetera vez, ¿no me puede ofrecer alguna acción revolucionaria de clase? Un conflicto obrero tradicional. por ejemplo. Nada del otro mundo. Podría ser una de esas revueltas antiguas, con pancartas y banderolas rojas exigiendo mejoras salariales o reclamando que no cierren una empresa. Con una caja de resistencia, ocupación de fábricas y vigilándolo todo, una horripilante unidad de antidisturbios acariciando sus porras, colocándose los cascos o engrasando sus escopetas de pelotas de goma.
- Lo siento, ese es un producto que hemos dejado de trabajar, no tiene mucha demanda en estos tiempos, salvo casos puntuales. Pero usted es obrero y sabe del tema, organice algo por si mismo.
- Yo no podría organizar nada, solo soy un tornero fresador, recuerde. En el mercado de las reivindicaciones. la acumulación de luchas diversas, por muy justas que sean, estropean las mejores intenciones.