Revista Educación

Al maestro

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Al maestro

Este, sin duda, es el post más difícil de toda mi vida. Porque hablar de mi maestro, hasta el momento, solo me trae dolor. Dolor de no tenerlo cerca, de no poder hablar con él, escucharlo, abrazarlo, arrancarle una sonrisa con mis payasadas, sentirlo,…

Como profesor no me tenía paciencia ninguna. Y lo entiendo, yo tampoco me la tengo. Nunca estudié, fui un alumno poco interesado por el piano. Él decía que tenía aptitudes, musicalidad, pero las aptitudes no sirven de mucho si de lo que careces es de técnica, sacrificio y coraje para enfrentarte a una de las profesiones más bellas del mundo.

Como padre, sus hijas dicen que les tuvo toda la paciencia del mundo. Es que ahí ya estamos hablando de palabras mayores. Cuando hablaba de su familia lo hacía con un orgullo tan grande que ya me gustaría para mí.

Valenciano de nacimiento y canario de adopción y por opción, Jesús Ángel Rodríguez Martín tiene un hueco de honor en el corazón de decenas de corazones de alumnos que estudiaron con él en Tenerife, Valencia y Mallorca. Porque, y lo sé por experiencia, sus clases eran especiales. Su magia hizo que sus alumnos nos desesperáramos, que no consiguiéramos el color del sonido que él quería, la gracilidad que exigía, porque el piano no es solo un arte, es una opción de vida.

Sincero, ético, comprometido, don Jesús nos hizo sentir que otro mundo era posible, que lo que pasa ahora no es lógico, ni humano, que la vida es música, y que para ella y por ella estamos aquí.

Sintió verdadera adoración por sus alumnos. Y sus alumnos lo veneraron. Y así se creó un vínculo más fuerte que el diamante, irrompible, un vínculo que une no solo personas, sino almas y sentimientos.

Hace un año que no estás maestro, y aún no me lo creo. No me creo que no estés conmigo, a mi lado, sintiéndome. Sintiéndonos.

Este sábado 21 de marzo, en el Conservatorio Superior de Música de Santa Cruz de Tenerife, la que fue su casa por 20 años, sus alumnos le rinden un sentido homenaje. Gracias por tenerlo presente, gracias por no olvidarlo. Porque en cada nota don Jesús está. Porque, maestro, no habrá otro, en todo el planeta, como tú.

Punuquino


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