Desde el 2009, unos 300 cubanos viven en un matadero. Todo ocurrió cuando la última empresa estatal en ocupar el inmueble lo dejo abandonado. Se trataba de la Dirección Municipal de Servicios Comunales en el municipio 10 de octubre de La Habana.
Mucho ha llovido desde entonces hasta hoy. Hubo altercados por los espacios disponibles. La gente se fue avisando y fueron tomando posesiones. Muchos ese los que habían ocupado uno de los locales vigilaban día y noche para evitar que otros reclamasen por su espacio.
La respuesta del régimen no se hizo esperar. Como siempre reprimir es el modo de avanzar en Cuba por parte de las autoridades. El gobierno municipal corto el agua y la luz y amenazó con desalojo. Los inspectores de la vivienda pusieron multas y las escuelas y hospitales de la co,unidad se negaron a brindar servicios a los ilegales con la excusa de que no estaban registrados allí.
5 años después en 2014 se impuso como norma que cada espacio tuviese baño y cocina para considerarse habitable y de este modo canjear el acceso a los servicios de educación y salud.
La empresa eléctrica firmó contratos, pero como los metrocontadores no llegaron nunca jamas se ha pagado la corriente eléctrica que se consume.
Los vecinos decidieron formar un Comité de Defensa de la Revolución para que alguien los defienda, según dicen ellos mismos.
Más allá del baño y la cocina obligatorios, muchos residentes no se arriesgan a invertir mucho más en sus pequeños espacios por miedo a que los obliguen después a abandonar la edificación.
La higiene de locales como el sótano amenaza la salud de sus moradores, y el estado estructural de la chimenea amenaza sus vidas.
Aunque los asentamientos de ilegales se asocian a menudo con focos de marginalidad, la comunidad del antiguo matadero de Lawton parece restarle rotundidad a esa creencia.
Miguel Fuentes es músico, graduado de la Escuela de Arte en el oriente cubano. Desde hace quince años reside en La Habana. Actualmente trabaja para la empresa Adolfo Guzmán en el complejo Morro-Cabaña, donde toca música tradicional cubana.
- Además de artistas, en el llamado Matadero, viven médicos, maestros y hasta oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
- Los adolescentes que se criaron en el Matadero lo consideran su barrio.
- Ninguno de los habitantes del Matadero se atreve a hablar del futuro.
- NI siquiera confían que el gobierno los deje allí.
Con información de Cubanet.
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