Revista Opinión

Al rey de las Españas Imperiales

Publicado el 10 abril 2012 por Rgalmazan @RGAlmazan

Majestad:

Me atrevo a escribirle esta misiva con el fin de que le ayude a ver lo que está ocurriendo con su familia, desde fuera. Uno cuando es parte del cotarro no suele ver el bosque por esos árboles que le aíslan en La Zarzuela.

Usted, rey de la España penínsular, de las islas Canarias y Baleares, de Ceuta, Melilla y Perejil, por obra y gracia de Franco, debería tener ciertos cuidados. Y es que, a falta de otros cometidos, como Jefe del Estado tendría que cuidar su imagen y la de los suyos, que es también la del Estado que representa. Poco más tiene que hacer. Así es que trate de cumplir con su obligación.

Porque ya me dirá qué está ocurriendo en los últimos tiempos. Primero Urdangarín, el yernísimo que era modelo hasta que se ha descubierto el pastel, y ahora Marichalar, ese yerno que le salió torcido y que había desaparecido para aparecer de la peor de las maneras.

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Y no es que me refiera sólo a los yernos, que también habría que hablar de sus hijas. Porque ya me dirá usted, cómo es posible que su hija Cristina no haya sido, ni tan siquiera llamada para testificar en el caso de su marido, cuando ha sido copropietaria de la empresa Aizoon –la que recibía las ganancias ilícitas de Nóos-- y vocal del Instituto Nóos.

Porque la infanta Cristina elaboraba actas del instituto, firmaba las cuentas en el registro mercantil de las sociedades investigadas, cargaba gastos a nombre de Aizoon, recibía beneficios de la empresa y aparecía como responsable en los folletos de instituto.

Así es que se ponga usted y sus pelotas mediáticos como se pongan, que diga que no sabía nada, es una tomadura de pelo. Es más, no me haga recordarle que la ignorancia no exime del cumplimiento de la ley. Y qué decir de usted, que desde 2006, por lo menos, sabía los tejemanejes de su querido yernísimo y sólo le dijo que se fuera, sin hacer nada más al respecto, mientras que el susodicho no le hacía ni puñetero caso y seguía con sus negocios presuntamente delictivos, él y su hija.

Por cierto que a la mujer del socio de su yernísimo sí que la han imputado y eso que no tenía cargo ninguno en el Instituto Nóos. ¿Hay quién entienda esto?

Bueno pues eso no era suficiente y resulta que ayer, su nieto Froilán, que estaba pasando unos días con su padre Jaime de Marichalar, se hirió en un pié, cuando realizaba prácticas de tiro con una escopeta. Independientemente de lo ejemplarizante que es que se le enseñe a disparar a un niño de trece años, además la ley prohíbe a los menores de catorce años, aunque estén con adultos, usar armas de fuego.

¿No le recuerda a usted ningún episodio personal? ¿Es que no aprendió usted que las armas las carga el diablo? Y no me vengan diciendo que su hija Elena y usted mismo no sabían nada y que todo ha sido culpa del tal Marichalar. Eso no es creíble. Un niño de esa edad no se guarda esas cosas. No era la primera vez que iba a practicar tiro y seguro que a su madre y a su abuelo se lo contaba. Un niño de trece años seguro que alardea de eso. Por cierto, que también estaba con su hermana, su nieta de once años. Edificante, muy edificante.

Lo que ocurre es que usted y los suyos se creen que todo el monte es orégano, que España es su finca y que está a su disposición, que las leyes son para los demás. Porque ya veremos todos como su yernísimo no pisará la cárcel y saldrá libre con una multa, sin devolver lo presuntamente robado.

Y Marichalar, tampoco tendrá problemas. Se considerará un error y se pasará página para que pase desapercibido el hecho.

Desde luego, usted y los suyos están dando un ejemplo que asusta. Pero no quisiera despedirme sin darle las gracias, este republicano que escribe le agradece que su familia esté haciendo por la República más que nadie en este país. Parece una paradoja pero es real.

Ahora sólo queda asistir al espectáculo –a mí, en su lugar me daría vergüenza— de esos medios de la caverna mediática y de la prensa del corazón, defendiendo lo indefendible por salvarle a usted y a los suyos los muebles. Cumpla con su obligación y no nos haga pasar el bochorno que por usted y los suyos está pasando este país, que los medios de comunicación extranjeros se traen un cachondeíto con los últimos acontecimientos, que me río yo de El Jueves

Salud y República


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