Hoy en Pirineos.
Por eso sentimos con fuerza que el escribir debía esperar. Y también nuestra actividad en las redes sociales. Cuando las palabras no pueden mejorar el silencio, éste debe imponerse. De lo contrario, ese compartir puede resultar forzado, viciado, y quizás extenuado. Por eso y porque con tanto hacer y hacer, el ser queda relegado a un segundo plano, y las musas vuelan lejos de tu inspiración.Por ello este parón ha venido bien. También para los que nos leéis. Así evitamos saturaros y quizás aburriros. Y de paso huimos de expectativas y exigencias. Y ello aunque sabemos que muchos pensaréis que es una locura. Que es un pequeño filón el tener miles de seguidores en twitter, en facebook o en instagram. Y que es un auténtico lujo gozar de lectores que leen periódicamente lo que respiramos. Pero la esencia de nuestra escritura no va de números, de seguidores, de "likes" o "me gusta". Va de hacerse uno con los demás. De aceptar lo que nos toca vivir. Y de dejarse fluir con eso que nos trae el río de la vida. Ahí percibes que tu "yo" es minúsculo, y que forma parte de algo mucho mayor, que es la VIDA con mayúscula. Y ésta tiene sus planes, que van más allá de los nuestros. Y conviene aceptarlos. Como cuando te llega la presbicia, la barriguita y las canas a partir de los cuarenta. Lo contrario trae frustración, tensión innecesaria y decepción.A pesar de este silencio de las últimas semanas en la escritura, se ha abierto una nueva y preciosa vía de compartir a través de las sesiones de mindfulness que un grupo de compañeros/as, ya amigos/as, hemos iniciado en dos de los principales edificios administrativos de Málaga, antes del inicio de la jornada laboral. Y precisamente la aceptación y el conocerse a uno mismo/a eran los protagonistas de algunas de nuestras últimas sesiones, compartiendo vivencias laborales y muy personales . Eso te obliga también a ponerte las pilas en el compartir. Y ha supuesto una excusa más para construir complicidades en casa durante la preparación de las propias sesiones. La gratitud de los compañeros y compañeras, y los progresos que algunos nos confiesan, compensan con creces este nuevo enredo en el que nos metemos. Y lógicamente, como suele pasar con la vida, brotan nuevas sintonías y bellas connivencias. Aceptar ese ritmo vital, aunque resulte paradógico, nos libera. Y lejos de suponer resignación o sumisión, supone empoderarse y llenarse de señorío en esa conexión con la VIDA. Es todo lo contrario de la pasividad de la resignación o de la rendición. Es una auténtica prueba de conexión con la realidad. Tenemos personas muy queridas y cercanas que viven sus particulares procesos de aceptación frente a la enfermedad o la ausencia, y que se convierten en verdaderos maestros para nosotros: la tita Conchi, el tito Juan y la tita Reme, nuestro amigo Miguel Ángel, y hace un par de días, nuestro querido Luije. Éste último nos dejaba boquiabiertos cuando nos escribía: "...está siendo una vivencia extraordinaria...está siendo demasiado bonito...no me cabe el corazón en el pecho de tanto amor, tanta ternura y tanta bonita energía que recibo y que sólo me hacen tener ganas de dar el mejor ejemplo que pueda...". No parecen las palabras más habituales para alguien joven, que te escribe desde la UCI, y que en 48 horas, de forma totalmente inesperada, ha sufrido desmayos, hemorragias, y la extirpación del estómago provocada por un tumor. Quizás podría maldecir su suerte. O renegar de todo y todos. Pero ha aceptado lo que la vida le ha traído como una prueba y un regalo. Y nos está dando un testimonio que pone la piel de gallina, además de sacar con esa actitud lo mejor de médicos, cirujanos y enfermeras. Y de tanta gente que desde todos lados le está enviando todo su amor. Auténticos maestros de la aceptación y del fluir con la vida, sin duda.No queda otra. Habrá que danzar al ritmo de la vida. A veces sin calendarios, sin expectativas, sin ataduras. Y a veces a pesar de nuestros planes.Revista En Femenino
Muchos nos habéis preguntado en las últimas semanas si hemos dejado de escribir, y si vamos a continuar publicando en nuestro blog. Ese interés es precioso. Todo un halago para nosotros. Porque implica que hay bastantes personas, más de las que podíamos imaginar, pendientes semanalmente de cuándo y qué publicamos. Y llevamos semanas faltando a esa cita.Escribir es para nosotros una extensión de nuestras vidas. Es la conexión externa que genera complicidades a partir de nuestra vivencias cotidianas. Pero no es un objetivo en sí mismo. Y hemos corrido el riesgo de tropezar justo ahí. Porque cuando tienes decenas o centenares de personas pendientes de lo que vas a publicar, el ego no puede evitar engordar. Y te haces esclavo de esa escritura. La publicación semanal se convierte en prioritaria. Y te impones una exigencia más, una tarea más, una esclavitud más. Y entonces, el compartir nuestro SER a través de la escritura, se puede convertir en un HACER más. Y no son pocos los que ya tenemos. De hecho, en las últimas semanas han sido muchos los quehaceres que han copado nuestra existencia: que si los exámenes de final de curso de Mey; que si los tres partes por filtraciones en casa, y sus consiguientes polémicas con la compañía de seguros y con las empresas de reparaciones; que si la llegada y adaptación de Samuel tras su año en Estados Unidos; que si las matrículas de instituto y conservatorios; que si el papeleo de Pablo para su nueva vida en Italia; que si llevar a Eva al campamento de Cáceres; que si los dos desplazamientos de Pablo a Madrid; que si las dos operaciones de Pablo por las muelas del juicio; que si la convalidación de los estudios de Samuel y los ajustes de su nuevo tratamiento oftalmológico; que si todos los conciertos y audiciones del final de curso; que si cuestiones organizativas del AMPA y del autobús del conservatorio para el curso próximo....Hacer, hacer y hacer. Tareas y más tareas.