El tema central y todos los focos visuales se dirigían a la ministra de Igualdad Bibiana Aído. Y es que parece ser que su noble lucha contra el machismo existente en la sociedad escuece en algunos sectores. Y sí, digo machismo, porque nuestra sociedad está envuelta en una neblina con tufo machista que es incuestionable.
El otro día, en el sopor de la noche y al amparo de una Redacción casi desierta, discutía desaforadamente con mi compañera (fémina, evidentemente) sobre esta cuestión. Ella, rotúndamente decía que no había machismo, que cada vez había una sociedad más igualitaria y que por ende, dicho Ministerio era una pérdida de dinero, amén de una somera estupidez.
Al parecer no es la única persona que lo piensa, pues en ABC llevan una semana sacando en portada temas que pivotan en torno a la figura de Bibiana Aído. Que digo, ¿tanto les escuece que una chica joven, inteligente y atractiva sea Ministra? Su reflexión se centra en el dedazo para llegar al ministerio. Personalmente creo que mi versión, lógico.
No obstante, al grano.
El pasado martes, este diario, sacaba en portada a la Ministra.
El miércoles, lo volvía hacer...
Y por fin, tres días después, e imitando al Mesías, y no el del Barça, ha renacido la cordura y han decidido no llevar en su portada a la benjamina del Ejecutivo.
Alguien ha debido darse cuenta de que no es noticia, de que los rencores hacia una persona no pueden hacer periodismo, y pudiera ser que alguien te caiga mal, ¿pero tanto como para montarle esta mini campaña mediática?
Mi opinión sobre el Ministerio de Igualdad: necesario. Después de más de 10 años en los que la mujer casi dobla en número a los hombres en lo que respecta a la inserción universitaria... algo pasa si en las cúpulas de poder y decisión sigue habiendo un número reducido de mujeres.
Y es que como le dije a mi buena compañera, el poder, por desgracia, es algo que tiende con una facilidad sobrenatural a perpetuarse. Y si ese poder sigue en mano de mentes obsturccionista y con escasa profundidad de miras, creerán que es el hombre el que debe goberbar. Hasta entonces, y para divertirnos, vayamos y tiremos piedras contra la mujer que intenta que eso no sea así.