En Bali, una de las 17.508 islas de Indonesia, se celebrará el día 28 la final del concurso de Miss Mundo 2013, en la que compiten chicas de 127 países, mientras que multitudes de islamistas nacionales protestan porque es un gravísimo pecado contra Alá exhibir el cuerpo femenino.
Indonesia es uno de los países mahometanos menos intolerantes, pero entre sus 251 millones de habitantes, de los que el 86 por ciento profesan esa religión, hay muchos millones de radicales que llaman a la guerra santa contra las mujeres en bikini.
Ya han conseguido que las candidatas no desfilen con esa prenda, sino con hábitos más recatados.
Pero frente a la opresión religiosa el certamen es un triunfo progresista, a pesar de que el feminismo lo critique alegando que es una exhibición de ganado femenino selecto.
En cualquier caso, enfrentarse a las prohibiciones religiosas con actos que no dañan a ningún ser humano, sino sólo a sus ideas frecuentemente fanáticas, es un triunfo de la libertad, y para las nuevas generaciones.
Como lo fue en España hace medio siglo la llegada de turistas extranjeras con sus cuerpos cimbreantes y libres, acusados de diabólicos por las sotanas dominantes.
La llegada de los bikinis cambió radicalmente la mentalidad española. Las recatadas y beatas nacionales tuvieron que competir con aquellas rubias: de otra manera se quedaban sin hombres, al menos sin los más valiosos.
Hubo tal cambio que ya en 1983 apareció la revolución nudista de las “Tetiñas Free”, frente a los curas y beatas que las perseguían. Ahora es al revés, como mostraba entonces una tira del tantas veces genial dibujante Salas.
Antes de la imposición violenta al islam las islas indonesias eran hinduistas y budistas, libres, y se nota que muchos querrían volver a ese pasado.
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Esta foto de El Correo Gallego corresponde a 1983, cuando se iniciaba el nudismo en Baroña, una playa aislada. El párroco le pedía a sus fieles que expulsaran a Satanás.
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SALAS Tiempo despuués