Revista Creaciones

Aladina y la lámpara maravillosa

Por Ripu77
Alepo. Vivimos su destrucción. Destrucción no solo física y demográfica, sino también ideológica y sentimental. Desde 2012 el pueblo sirio ve turbio su pasado, difícil de recomponer los recuerdos de vida apacible y no auguran futuro en calma. Tal vez no exista ya para muchos. Somos espectadores de múltiples intentos de evacuación. Con el corazón encogido deseamos que esos autobuses salvadores hagan renacer vidas, lejos de la barbarie.

Preparando el post de esta semana, llegué a Alepo. El genio de la lámpara allí me llevó y me estremecí. Fui de Las Mil y una noches al pueblo sirio y de ahí a París. ¿Cómo? Resulta que la recopilación de cuentos árabes medievales que todos conocemos con el nombre de Las mil y una noches, incluía el cuento Aladino y la lámpara maravillosa.  Esta obra no estaba en el original centrado en las historias de Scheherezade, no lo estaba. Sino que el escritor francés Antoine Galland lo incorporó al conjunto en 1710. Llegó a él a través de la historia escuchada a un cuentista sirio, llamado Youhenna Diab, llegado a París desde la misma Alepo, con la mochila cargada de leyendas sobre lámparas, genios, deseos y mucha sátira. Ambiguo todo lo que rodea a esta historia que centra el cuento en China, y no en Siria, o que describe al genio como marroquí. El señor Galland se tomó sus licencias para la traducción y las mismas han ido variando con los años. ¡Siglos han pasado! Referencias al genio de la lámpara, u otros genios mágicos, las ha habido a lo largo de la historia de la literatura. La fantasia siempre está presenté en el papel. Casualidad, o no, esta semana siguiendo con mi lectura de Chacelhe leído su cuento El Genio de la noche y el Genio del día. Relata la historia de un genio más divino, una deidad aparecida. Explica cómo el protagonista va encontrándose con ese doble genio: “Yo escuchaba; el chorro claro de aquella voz me iba llenando de claridad sobre todas las cosas; esa claridad reverberante que produce espejimos, que ciega y hace oscilar los contornos de los objetos” Los genios siempre aportan claridad… Afortunados somos si contamos con alguno. Todo esto se debe al regalo temático que hemos preparado para Sarah. Decidimos que fuera un cumpleaños especial. Que tuviera la lámpara a la que formular sus deseos. Ella es siempre nuestra “genia”, la voz que está ahí para volver a empezar. Quisimos que fuera dueña de la lámpara en forma de cojín. Fue posible gracias a Mr. Fox que cose cojines únicos y espectaculares. Quisimos añadir a su colección una taza llegada directa de Eurodisney. Un genio sonriente, salido de la mismísima lámpara para cumplir lo que ella disponga. Con un té humeante apareciendo sobre su cabeza, hará realidad sus sueños, seguro. Y finalmente la convertimos en digna Aladina.

Aladina y la lámpara maravillosaTener un ilustrador a mano, siempre predispuesto a mis locuras, hace que una le pida a Sarah de Aladina y este cumpla con el encargo. Así que aquí tenemos a la voladora de la alfombra. ¿Mi objetivo? bordar las nubes, hilar en amarillo, llenarlas de sol, solear las nubes. Si se me permite inventar el verbo solear: dar sol a las cosas. Si se me permite, soleémoslo todo. Aladina y la lámpara maravillosaParece superficial empezar hablando de una tragedia como la de Alepo para explicar un simple regalo de cumpleaños. Curioso ha sido descubrir cómo el genio de la lámpara apareció allí por primera vez hace más de tres siglos. Debería volver de donde vino y cumplir los deseos sirianos. Escuchar todas esas voces que reclaman lo que otros creemos que nos pertenece sin esfuerzo ni dedicación: la vida. Que llegue ese frotar de lámpara a Alepo y puedan pedir sus deseos. Que llegue.

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