
Contemporus es uno de esos discos que parecen hechos sin prisa, con la serenidad de quien ya ha probado de todo y decide quedarse con lo que realmente le suena bien. Alain Markusfeld, multiinstrumentista francés con una carrera de lo más curiosa, del folk psicodélico de los sesenta al rock progresivo más instrumental, aquí junta guitarras cálidas, teclados que flotan, algo de electrónica sutil y una producción cuidada que suena a viaje más que a experimento. No va de virtuosismo ni de épica, sino de atmósfera: piezas cortas que se sienten como pequeñas postales y una suite final que ata todo con un hilo casi cinematográfico.
Hay en el disco una mezcla muy natural entre lo sinfónico, lo ambient y ese toque prog francés tan elegante como
prétentieux
. No es un clásico de manual, pero tiene ese encanto de los discos con alma: suena nostálgico sin ser viejo, luminoso sin empalagar. Markusfeld no buscaba vender millones, se nota que quería hacer algo bello, coherente y propio.Contemporus es, en ese sentido, como una película sonora en 35 mm: un paseo por paisajes que se quedan contigo y que mejoran cada vez que vuelves a escucharlos.
