¿Fé o conveniencia?
Al parecer Alan García sigue haciendo denodados esfuerzos para lavar su alicaída imagen, el trauma de su desastroso primer gobierno parece despertar nuevamente, esta vez no por dejar alguna crisis económica astronómica ni un grupo subversivo al acecho de la nación sino por repetir los mismos “faenones” que pareciera se ha convertido en un “modus operandi” del partido del pueblo.
Y así, vemos al inefable Alan García inaugurando de manera apurada obras inconclusas y dejando serias “bombas de tiempo” al nuevo gobierno, él, muy orondo, indica que desea que lo recuerden por sus obras, yo, sinceramente, pienso que lo que está haciendo es preparar el terreno para poder regresar el 2016; ojalá que por el bien del Perú no sea así.
Pero el hecho más notable que demuestra a García como el gran sinvergüenza que es, es el hecho suscitado la última semana, el robo de la Cruz de Motupe, hoy una investigación de la prensa peruana señala indicios claros de que el publicitado robo no fue tal sino que se trato, presumiblemente, de un montaje bien armado con la complicidad de la misma hermandad encargada del cuidado de la mencionada Cruz.
Alan García conoce muy bien la fé de los pobladores lambayecanos y sabe muy bien que la influencia de esa fé se extiende a todo el norte peruano, por eso genera mucha suspicacia el hecho de que el mismo día que fue hallada la secuestrada Cruz en condiciones deplorables, él dona conjuntamente con el Consejo de Ministros la suma de S/. 20,000.00 para su total restauración.
La reacción resulta sorprendente sobretodo después de la indiferencia del gobierno ante los últimos conflictos sociales suscitados en la sierra y selva del Perú, pero analicemos algo, en principio se pueden definir dos factores preponderantes en este caso, primero, Alan García se ha convertido en un fundamentalista católico que, paradójicamente, no duda en burlarse de la creencia del alto andino tildándola de panteístas, absurdas y retrógradas al creer en figuras que, según su “vasta” inteligencia y luego el mismo critica el robo de un símbolo que dentro de la misma religión que profesa no debería ser de importancia.
Segundo, en las últimas elecciones presidenciales el APRA fue el gran derrotado, perdiendo inclusive en el “sólido norte” donde históricamente siempre ganaron, un acto como el que ha realizado para reponer un símbolo de fé religiosa en esa zona busca, a mi criterio, ganarse el reconocimiento de los fieles creyentes, ya vimos cual fue la reacción de los Motupanos al enterarse del robo de la Cruz y la indignación, tristeza y desesperanza que les causo encontrarla destrozada, Alan es hoy su héroe y deben estar pensando ya en como retribuirle tamaño gesto, gran pendejo.
Felizmente ya se acaba este gobierno, felizmente ya no podrán seguir robando ni seguir burlándose de sus compatriotas, felizmente han dejado huellas de sus delitos y ojalá que esto sirva para que la impunidad sea desterrada del Perú así como también la sinvergüencería representada muy bien por Alan García.