Hablando por mensajes con un amigo me pregunta si Albania es peligrosa. Yo me pongo a pensar. Analizo mis casi cinco meses viviendo y viajando en ese país. Busco la mejor respuesta que le puedo dar. Y consigo decirle que Albania es uno de los países más peligrosos de Europa. Efectivamente. Hay que tener mucho cuidado cuando se viaja a Albania.
Pero le aclaro que es peligrosa, no porque te vayan a robar en la calle, o te vayan a secuestrar, o te vayan a querer estafar, o te vayan a poner droga en la Coca Cola. No. Nada de eso pasa en Albania. O por lo menos no lo escuché ni lo vi mientras estuve allí. Le digo que es muy peligrosa por un simple motivo:
Albania se robó mi corazón.
Traté de hacer la denuncia queriendo que me lo devuelvan. Que lo busquen por alguna callejuela perdida. Pero no hubo caso. Una gran parte de mí se quedó en Albania para siempre. Y eso me pone muy contento. Me llena de felicidad y de orgullo. Porque es uno de los países más lindo y amistoso que visité. Porque conozco su historia. Su sufrimiento. Sus ganas de progresar. Sus esfuerzos. Sus caricias.
Así que ya saben. No vayan a Albania si no se quieren enamorar de este poco conocido país.
Quédense en Francia o en Alemania que tienen una economía más solida y ninguna persona les va a sonreír porque sí en las calles. Quédense con lo que leen en las noticias. Con lo que les dice la prensa. Aléjense.
Albania es sólo para atrevidos. Para personas que se dejan estremecer. Personas que piensan menos y sienten más. Personas que lo único que les importa es disfrutar el momento. Pasar un buen rato. Deleitarse a cada segundo. Sentirse querido por los locales. Para personas positivas. Para personas que buscan la felicidad.
Quédense en Finlandia, en Inglaterra, en Noruega. Son más seguros. Albania les puede dejar una marca en su alma difícil de borrar.
No se arriesguen. Vayan a Rusia. A Suecia. A Holanda. Pero no pasen por Albania.
Es muy peligrosa.