Extremadura es un lugar de “peregrinación” desde el punto de vista de las obras hidráulicas. Las presas romanas de Proserpina y Cornalvo para el abastecimiento de Emerita Augusta quizá sean las únicas de su género en el mundo que se conservan funcionando tras dos milenios.
Gracias al estudio clásico de José Antonio García-Diego (Presas antiguas de Extremadura – https://issuu.com/juaneloturriano/docs/presas_antiguas_de_extremadura ) disponemos de un catálogo inicial de presas del siglo XVI al XVIII.
Destacamos tres presas muy significativas de este valioso patrimonio: las presas de contrafuerte con molino incorporado de Feria, Trujillo y Zalamea de la Serena.
Nadie debería pasar por Trujillo sin tomarse un café en su plaza con vistas a sus torres pero, además, sin desplazarse unos centenares de metros por la carretera de Montánchez para disfrutar de la Albuera de San Jorge. Albuera es la denominación extremeña de albuhera o albufera, del árabe al bujaira. Los 11 metros de altura permiten apreciar la obra que hoy está integrada en una finca privada. La construcción inicial es del siglo XVI.
A la presa de Zalamea de la Serena se accede por un desvío asfaltado desde la carretera que lleva a Higuera de la Serena. También, como a Proserpina, se la conoce como la charca: lugar para disfrutar de un baño o de la pesca. Sus 17 metros de altura dan una idea del gran valor de la fábrica.
La Albuera de Feria es la de más difícil acceso, se llega por camino de tierra tomando un desvío desde la carretera a La Parra. Hay uno marcado pero que no es el bueno para ver la impresionante fábrica de 24 metros de altura. El paisaje adehesado es digno de mención.
Se acompaña una lista de las 26 presas catalogadas por García-Diego.