Al sudoeste de Cáceres, en tierras de la provincia de Badajoz, a 44 kilómetros de al capital, se emplaza Alburquerque, conjunto histórico-artístico, en las estribaciones de la sierra de San Pedro, a un paso de la frontera portuguesa, cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos.
En su término municipal se han encontrado ruinas de monumentos antiguos que hacen suponer que en la actual situación de Alburquerque existió una ciudad en tiempos remotos. En 1166 Fernando II la conquistó a los árabes y, a principios del siglo XIII, quedó en manos de doma Teresa de Meneses.
Después perteneció a a don Juan Alfonso de Alburquerque. Durante el reinado de Juan II estuvo en poder de los infantes de Aragón. Luego pasó a la tutela de don Álvaro de Luna. Enrique IV la erigió en ducado. Rodeada de un paisaje serrano de dehesa impresionante, los árabes bautizaron a la localidad pacense como el país de los alcornoques (Abu-al-Qurq)
Panorámica de Alburquerque./Robespierre
Alburquerque da nombre al más antiguo de los señoríos laicos establecidos en Extremadura. Fue el caballero Alfonso Téllez el que conquistó la fortaleza en 1218 y desde entonces todos los señores de la ciudad emparentaron con la monarquía hasta convertirse en ducado de la Corona Española en 1464.
En Alburquerque el viajero podrá visitar el magnífico castillo del sistema Vauban construido por los portugueses entre los años 1705 y 1716. El recinto, levantado por don Alfonso Sánchez, hijo del rey de Portugal, consta de cuatro líneas defensivas, escalonadas a lo largo de la ladera norte del cerro sobre el que se asienta la población. Tras atravesar el muro se topa con con el segundo elemento defensivo, las rampas de acceso y las cuatro puertas de entrada que llevan al patio de armas.
Castillo medieval de la localidad extremeña./absolutebadajoz.com
En este patio de armas sobresalen la iglesia de Santa María del Castillo (románica), el comedor, la cantina, los dormitorios de la tropa y el aljibe. La parte más destacada de la fortaleza es su torre del homenaje, vestigio del castillo medieval que precedió al dieciochesco, de cinco pisos de altura, construido por don Álvaro de Luna. A destacar otras dependencias como como la alcaldía mayor, las mazmorras y la tabona.
Las edificaciones más antiguas de alrededor se agrupan en la zona más elevada y próxima al castillo en forma de media luna. A partir de ahí, las calles descienden por la falda de la ladera, salpicados de fuentes, pozos y pilares.
Entre los edificios religiosos destacan la iglesia de Santa María del Mercado (siglo XIV), construida sobre un viejo templo mudéjar del siglo XIII; la iglesia de San Mateo (siglo XVI), de estilo herrerillo con varios enterramientos y escudos; y la iglesia del convento de San Francisco, de fachada sencilla.
Iglesia de San Francisco de Alburquerque./José Luis Filpo Cabana
Junto a Santa María se encuentra la ermita de Nuestra Señora de la Soledad, hoy fuera de culto. Curiosa resulta la calle Rosario, en la que unas rotundas afloraciones graníticas se convierten en parte de las viviendas, bien como parte de sus tapiales, fachadas o poyetes.
Alburquerque está considerado como uno de los doce municipios de la provincia de Badajoz declarados Conjunto Histórico-Artístico por la belleza de su patrimonio. Sin discusión alguna. Por lo que bien merece una visita, en cualquier época del año. No te la vayas a perder. Este vídeo te presenta solo pequeñas pinceladas de lo que te puedes encontrar si te escapas a este hermoso rincón:
Dónde dormir: Hotelas Las Alcabalas; Carretera de Valencia de Alcántara-Badajoz; km. 32,200; Teléfono: 924401102.
Dónde comer: Restaurante Castillo de Luna; Carretera de Valencia de Alcántara-Badajoz; teléfono: 924401409.