A medida que los avances tecnológicos rompen las barreras de lo que creíamos poco probable o imposible, la humanidad se plantea preguntas más arriesgadas, como: ¿podríamos revertir el envejecimiento? o ¿podríamos engañar a la muerte?
La ciencia y la tecnología han explorado estas interrogantes, y parece que, hasta ahora, el camino a la inmortalidad depende primero de crear un archivo detallado de la conciencia de una persona para guardarla hasta que ésta pueda ser recuperada.
La inteligencia artificial es una realidad que ya está entre nosotros y varias compañías cuentan con modelos operativos que está obteniendo grandes resultados. Lo mejor del asunto es que esto no ha hecho más que empezar. Recordemos que hace tan solo unos días saltaba la noticia de que Apple había comprado Emotient, una startup de inteligencia artificial. Debemos estar seguros de que los ordenadores tienen unos objetivos y metas compatibles con los nuestros porque este concepto tan futurista no está tan lejos como pensamos.
Parece una premisa de una película de ciencia ficción pero Bruce Duncan, director General de Terasem Movement Foundation y investigador jefe del LifeNaut Project cree que llegará el día en que podamos interactuar con seres cibernéticos basados en personas que existieron hace tiempo, es decir almacenar la identidad humana como una mente digital, y así asegurar la existencia eterna en una copia clonada o un humanoide.
El propósito de la fundación es, precisamente, promover la ética mundial en el uso de la nanotecnología para alargar la vida humana. Con este objetivo auspicia investigaciones y desarrollos científicos en áreas como la criogenia, la biotecnología y la ciberconsciencia.
Ya es posible transferir la personalidad y actitud de una persona a un robot ciberconsciente
Diseñar tu propio avatar
Duncan es investigador jefe en un proyecto que desarrolló la plataforma LifeNaut, en la que una persona puede crear su archivo de memoria digital de manera gratuita.Se trata de una base de datos que almacena las reflexiones personales, así como gustos e intereses. Se pueden incluir fotos, videos o cualquier documento que sirva para crear una completa personalidad virtual.
Durante el video, Bruce nos presenta a Bina48, su mujer cibernética. Este ejemplo de cómo introducir las actitudes, pensamientos o creencias y recuerdos de una persona en un ente cibernético es lo que en palabras de nuestro invitado, nos depararán los próximos años de la ciencia y tecnología.
Bina48 responde a las preguntas que se le formulan a través de un algoritmo de inteligencia artificial (AI) situado dentro de una base de datos. Por el momento su prototipo habla de forma mecánica y puede llegar a abrumar a su interlocutor con sus respuestas que, a diferencia de otras herramientas como Siri, son casi siempre diferentes y están cargadas de profundidad. Esto se produce porque en ocasiones el algoritmo AI no consigue obtener la cantidad de información necesaria. A pesar de ello, su alta carga tecnológica con una serie de sensores fisiológicos, como cámaras en los ojos, para identificar el contexto y tratar de adaptar la respuesta, pueden mejorar si se refinan.
Las máquinas no provocaran una guerra, en todo caso los humanos.
Existe cierto miedo a que esta revolución tecnológica se nos vaya de las manos. De cierta manera las reglas para combatir este riesgo están hechas. Isaac Asimov desarrolló las tres leyes de la robótica. Aunque era solo ficción, señala que hay que dotar a la tecnología inteligente de ciertas guías o normas de comportamiento. Y no sería la tecnología lo que nos debería preocupar, sino el ser humano que está detrás.
De acuerdo con El País, otro de los proyectos de Terasem consiste en guardar material biológico de quienes lo solicitan para, en un futuro, revivir a esa persona e instalar en sus cerebros el archivo mental que resguardaron.
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