Leticia Rojas
Hoy te vuelvo a preguntar camarada Nicolás por Alcedo Mora. Te pregunto y nada me dices, te conmino a que te pongas frente a la causa del que no se rinde, del que ofrece su vida como bandera, del que comparte su mesa y su pan, del que camina por los caminos verdes y por las oficinas con la misma verdad a cuestas. Te exhorto camarada Nicolás y no te encuentro. Tan lejos y ausente estás como aquellos a quienes nos han arrebatado de golpe, de zarpazo, de manera infame.¿Dónde están los asesinos de Gisella Rubilar? Cuéntame camarada Nicolás cómo llenamos la pregunta de estos hijos y los de la mujer degollada por la guaya opositora, que decir asesina es redundancia. ¿Dónde buscamos a los dos campesinos que llenan de ausencia sus hogares y acompañarán a Alcedo en dónde?¿Dónde los asesinos de Chávez?
¿Dónde Nicolás pondremos nuestra fé, nuestra creencia? ¿Cómo haremos para seguir recibiendo órdenes cuando no hay resteados con los que se restean? Alcedo y Gisella seguían tus órdenes. De la misma manera en que Pulliti seguía las órdenes del comandante Chavez. ¿Has mirado los ojos de sus hijos, los ojos de sus amantes, de sus madres, de sus camaradas, de sus compañeros de sueños, de los perseguidores de utopías?
La revolución no debe dejar espacio para la cobardía y el silencio. En las sombras y a traición han actuado los verdugos. Somos claridad, luz amor y esperanza se escucha decir, en lo que eslogan ya parece. Debemos salir entonces “en plena luz” a iluminar sus rostros, a rendirle tributo a la justicia.
Somos más de diez millones de antiimperialistas; no es tiempo de claudicar, ni de obediencia ciega camarada Nicolás, ni de votar por gente gris para no desordenar las filas, ni de votar como quien va a ser degollado o ahorcado. Elija usted señor o señora qué prefiere. No es tiempo de ver paciente cómo desaparecen aquellos con quienes militamos; no entre sábanas ni en cafés, no en componendas ni repartos, no entre el miedo y la cobardía; no entre la humillación y la sumisión, no entre la rutina burócrata y la pereza, no entre la traición y lo acomodaticio. No es tiempo de ver los mismos cuerpos cada vez más gordos y afectados frente a mesas que lo mismo se llenan de papeles, de manjares y de promesas. No es tiempo de no tener respuesta, ni de silencios medidos en privilegios. “No es tiempo de recular, ni de vivir de leyendas”, diría nuestro Alí Primera: Yo, voto duro del chavismo, votaré por Alcedo Mora como candidato a la Asamblea Nacional. Conste que no es un llamado a la abstención, pues no hace falta.
Quiero contarle -¿a quién será, si no es a usted?- que soy leal a los sueños y a las luchas de Pulliti, Gisella, Alcedo y Delia Lobos con su franela roja y Chávez en el pecho en tiempos de oscuridad. Que su causa es nuestra causa, como decía la camarada Gloria Martí; la causa de los que no traicionan ni se venden, la causa de los que no han perdido la fe ni el amor, la causa de quienes buscan en la raíz, en los orígenes la verdad. Sí, la causa de los radicales. La causa de los que seguiremos abonando la tierra y la memoria para la cosecha de la justicia y la equidad. La causa de los hermanos de la Sierra con su carbón en el vientre no cercenado, no violado. La causa de los que aprendimos a ser “hermanos de la vida”, como diría Silvio Rodríguez.
Desde esta causa enarbolo mi candidato, porque no es mi corazón, ni mi lápiz, territorio de quienes se rinden y se afeitan, para que no reconozcamos el rostro que nos traicionó tres veces antes de que cantara el gallo. Desde esta causa que aquí expongo, propongo a Alcedo Mora como candidato a la Asamblea para que reverdezca desde el sitial debido la Sexta República, que la Quinta, al menos por estos lares, murió antes que nuestro comandante. Murió de traición a manos de los Gobernantes.
EL PUEBLO SIGUE DE PIE,
ALCEDO MORA SOMOS TODOS
ALCEDO MORA ES DECIR VERDAD, DECIR JUSTICIA
VIVO SE LO LLEVARON, VIVO DEBE REGRESAR
Leticia Rojas