Con la llegada de la tan cacareada nueva normalidad, han sido muchos quienes, aprovechando las buenas temperaturas, han aprovechado para irse a sus lugares de veraneo favoritos. Entre las muchas actividades estivales, muchos se han acercado a las terrazas de los bares refrescar el gaznate, mientras que otros han aprovechado la ocasión para empinar el codo. Es posible que usted ya haya acudido a algún local para ver a sus amigos, a quienes ha añorado durante todo este periodo de confinamiento en casa. En realidad, todos echamos de menos socializar y hablar con las personas que queremos sin intermediación de aparatos tecnológicos. Parece que el buen tiempo va a terminar con las videollamadas que tanto nos han acompañado este tiempo. Agradezcamos sus servicios y pasemos de fase.Quizá le haya pasado como a mí y, mientras tomaba un refrigerio en alguna terraza haya visto a algunos jovenzuelos sentados en terrazas anejas ingiriendo alcohol sin rubor. Usted, que no es tonto, sabe perfectamente que quien está a su lado bebiendo cervezas como si no hubiera un mañana, no alcanza la mayoría de edad. Por tanto, quienes sirven esas bebidas espirituosas también lo saben. Hay quienes han pensado que subiendo los precios van a recuperar a los antiguos clientes. Craso error. Otros, aún más desalmados, anteponen sus ganancias a su dignidad, a su honorabilidad. Pero, ya saben, poderosos caballero es don dinero.
Por supuesto, la Policía hace la vista gorda. O casi diríamos
la vista obesa. Porque para imponer sanciones por no llevar la mascarilla sí está presta y dispuesta. E igual que usted, e igual que el tabernero, sabe que hay jóvenes embriagándose en su local. Pero eso no importa a nadie. Lo importante es que se consuma, que haya gasto, que regrese la economía de mercado. Da la sensación, seguramente errónea, de que sus consignas son diferentes a lo que pregonan. Es la vergüenza de esta sociedad corrupta. Se consiente que menores de edad beban en locales, pero nos rasgamos las vestiduras si lo hacen en la vía pública. Ya es hora de enseñar que un menor de edad no puede beber, independientemente si paga impuestos en locales, o no. Y no puede beber, porque es perjudicial para su salud. Y deseo que a estos hosteleros sin escrúpulos les caiga todo el peso de la ley. Ahora llega la pregunta clave. ¿Usted hace la vista gorda con sus hijos?
Piensen.
Sean buenos.
Permítanme que la canción regalo de hoy sea Down all the days. Una extraña canción. Es la demo de Numb, pero cambiando la letra y la música, manteniendo la base rítmica. Sorprendente. Hay quien prefiere esta versión a Numb... Esperaremos el veredicto de los oyentes. Con todos ustedes: ¡U2!