¿Competencia o conflicto emocional?
En el mes de enero del 2020 se conmemora la 25ª Semana Nacional Compartiendo Esfuerzos, con el objetivo informar, sensibilizar y concientizar a la población sobre las consecuencias directas e indirectas que el uso, abuso o dependencia del alcohol provoca en el ser humano y, asimismo, sentar las bases para obtener la recuperación del alcoholismo de los jóvenes que cursan una etapa de su educación académica y que es afectada por esta enfermedad.
Este año, la Semana Nacional Compartiendo Esfuerzos está enfocada en el tema “Alcoholismo en la mujer: una verdad oculta”, esto se debe a que en los últimos años los niveles de consumo de alcohol en la mujer han incrementado, sin embargo es una práctica que en general es negada y se mantiene oculta, porque se tiene la creencia de que es exclusiva de los hombres, incluso la mayoría de los estudios sobre trastornos causados por el consumo de alcohol se han realizado en hombres.
Es de gran importancia mencionar que la Encuesta Nacional del Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT 2016-2017) reveló que en los últimos años el uso excesivo de alcohol entre mujeres de 12 a 65 años de edad se incrementó considerablemente, al pasar de 4.1 por ciento en 2011 a 10.3 por ciento en 2018. A su vez, la Encuesta Nacional del Consumo de Drogas en Estudiantes (ENCODE 2014) reportó que las mujeres de secundaria y bachillerato beben casi igual que los hombres, 54 por ciento ellos y 52.5 ellas.
Por otro lado, en un estudio realizado por Centros de Integración Juvenil, con un grupo de mil mujeres entre 12 y 20 años de edad, se encontró que quienes eran dependientes del alcohol afirmaron que lo consumían para sentirse libres y porque tenían el mismo derecho de beber que los hombres, aunque reconocían que esto implicaba ser estigmatizadas; además, señalaron factores que influyeron en su manera de beber, como la baja autoestima, la presión social, el abuso físico o sexual y la depresión.
Como ya se mencionó, la mayoría de las mujeres que consumen bebidas alcohólicas son estigmatizadas, criticadas y juzgadas, existe una actitud restrictiva hacia las mujeres que consumen alcohol, porque socialmente se tiene la creencia de que deben negarse cuando se le ofrece una copa, y son mal vistas cuando asisten a bares o a cantinas. Además, cuando se le pregunta si consume alcohol se enfrenta al tabú y a las expectativas sociales que existen alrededor de ellas. Es por esta razón que la mayoría de las veces, se desconoce cuando existen un problema con la bebida, debido a que la mujer tiene miedo de ser juzgada por esta situación y en algunas ocasiones prefiere mantenerlo oculto a quienes le rodean. Entre hombres es común hablar de alcohol e incluso es una conducta que se ha normalizado cada vez más, no así en las mujeres.
Los pocos estudios que se han realizado sobre el alcoholismo en las mujeres, señalan las siguiente variables sociales, psicológicas y genéticas como significativas en el desarrollo del alcoholismo:
- Vulnerabilidad genética
- Alto consumo del alcohol en la familia de origen
- Características de los padres (distantes, fríos, dominantes, violencia intrafamiliar, falta de comunicación)
- Pareja sentimental alcohólica
- Grupos de amigos
- Baja autoestima
- Depresión
Así mismo se considera, que determinados momentos en la vida, tales como la pérdida de un ser querido, divorcio, perdida de funciones fisiológicas, embarazos no deseados, baja autoestima u hostigamiento social, influyen en el inicio del consumo excesivo de alcohol.
Un dato importante que se ha encontrado, es que los hombres empiezan a consumir alcohol entre los 14 y 16 años, mientras que las mujeres lo hacen entre los 16 y 19 años. Sin embargo, estos datos pueden variar en las diferentes comunidades en las que nos desenvolvemos; es más común que los hombres inicien a una edad temprana a consumir alcohol e incluso se ven presionados socialmente; pero actualmente las mujeres, en este caso niñas, sienten la curiosidad de probar bebidas alcohólicas a temprana edad, motivadas por sus compañeros e incluso por su familia, debido a que se tiene la creencia que es “mejor enseñarlas a beber”. En muchos hogares mexicanos los padres creen que deben enseñar a beber a sus hijas para evitar que las emborrachen en las fiestas, sin saber que ingerir bebidas alcohólicas a una edad temprana desarrolla tolerancia y dependencia en quien las consume.
Ahora bien, es importante mencionar que en la actualidad, las mujeres consumen más alcohol que en el pasado, debido a que es más aceptado socialmente y que cada día se presta menos atención a los estereotipos de género. El inconveniente es que al parecer el trago sí discrimina. La explicación radica en las diferencias hormonales, de metabolismo y de índice de masa corporal, debido a que el alcohol es metabolizado de manera diferente por hombres y mujeres, básicamente por tres razones orgánicas:
- la cantidad de agua y sangre en el cuerpo (la de ellas es menor en comparación con hombres del mismo peso),
- la distribución de grasas
- menor presencia de enzimas metabolizantes
Estos tres factores hacen que la tolerancia al alcohol sea menor en las mujeres, y que globalmente tienda a incrementar los riesgos en el sexo femenino.
A nivel biológico, el organismo femenino presenta mayor sensibilidad a los efectos del alcohol, lo absorbe más rápido y lo metaboliza de forma más lenta
Los problemas potenciales del abuso son los mismos (exceptuando, obviamente, el cáncer de seno): neurológicos, cardiacos, cáncer de garganta, pero las probabilidades son mayores en las mujeres.
Los órganos, que en el caso de las mujeres alcohólicas, se ven más afectados son los siguientes:
Cerebro: las mujeres alcohólicas presentan una mayor atrofia cerebral, como déficit cognitivo. Sufren daños en la parte del cerebro que controla los estados de ánimo, los impulsos y el sueño tres veces más rápido que los hombres en sus mismas circunstancias. La región que participa en la coordinación de múltiples funciones cerebrales es mucho más pequeña en las mujeres alcohólicas, en relación tanto con hombres que beben como con mujeres que no tienen problemas con el alcohol.
Hígado: las mujeres que beben parecen ser más propensas que los hombres a desarrollar hepatitis alcohólica y a morir de cirrosis. Desarrollan estas enfermedades en un periodo de tiempo más corto e incluso consumiendo menos cantidades de alcohol.
Corazón: los estudios muestran que pacientes de ambos sexos que son alcohólicos sufren cardiomiopatía. La diferencia radica en que en ellas se presentan estos problemas con 60 por ciento de tiempo menor de consumo de alcohol.
La evidencia ha probado que las mujeres se emborrachan más fácilmente, pues alcanzan niveles más altos de alcohol en la sangre incluso con dosis más pequeñas. Por eso, los expertos explican que un trago para una dama suele tener el mismo efecto que dos tragos para un caballero: el límite sería de máximo tres a cuatro unidades de alcohol al día para los hombres y de dos a tres para las mujeres (una unidad equivale a la mitad de un vaso de cerveza. Un vaso de vino pequeño es igual a 1,5 unidades de alcohol).
El alcohol incluso las marca cuando se trata de accidentes de tráfico. Aunque las investigaciones han demostrado que las mujeres suelen abstenerse más que los hombres de manejar después de beber y por tanto están menos involucradas en choques, ellas presentan más riesgo que los hombres con las mismas cantidades de alcohol en la sangre: los reflejos femeninos se afectan en mayor grado cuando toman.
Por la Psicóloga Sarait V. Fuentes Espinoza
Como se ha mencionado con anterioridad, el alcoholismo se ha normalizado en la actualidad de tal manera que entre los jóvenes es común que en fiestas y reuniones existan bebidas alcohólicas al por mayor, se puede observar que muchas de las jóvenes que comienzan a tomar, es a causa de problemas de autoestima, relaciones intrafamiliares, presión social y en algunas ocasiones por tener una pareja consumidora. Sin embrago, al creer que esta es una práctica exclusiva de hombres, nos negamos a ver la problemática que existe en las mujeres, ya que es difícil creer que mi madre, hija, hermana o amiga tenga un problema de este tipo; lo vemos como un pasatiempo de fines de semana con el que conviven y la pasarla bien, pero la realidad es que el consumo de alcohol muchas veces se convierte en una problemática a la que nos estamos enfrentando día con día y que más allá de una competencia entre hombres y mujeres, es una amarga realidad a al que se enfrentan nuestras jóvenes.