La columna del director
Un presidente del Congreso tiene que ser necesariamente un hombre conciliador, más aún cuando estamos ante un Legislativo sin mayoría automática y con bancadas sin mucha disciplina interna, muy fluidas en volteretas y proclives alianzas volátiles. Además de conciliador, el titular de un Congreso así debería tener mucha paciencia, "muñeca", serenidad y buen humor, a todo lo que debería acompañar una agenda muy clara.Por eso desde el comienzo precisamente advertimos que Abugattás no era el indicado para el cargo. Hombre de explosiones fáciles, ideas confusas, boca sucia y tendencias autoritarias, era muy fácil pronosticar que su gestión tenía un altísimo porcentaje de probabilidades de generar problemas por su prepotente terquedad (miren nomás como se ha encaprichado con su engendro de los "Gestores") y hasta ha mandando literalmente a la mierda a sus colegas, como se ha visto.
Para colmo de males, parece que se ha mandado mudar a Cuba con el pretexto de una operación a la rodilla -que buen riesgo corre, pues allá le hicieron una muy mala por la misma dolencia al presidente ecuatoriano Correa y ya vemos como erraron completamente con el tratamiento a Chávez. La medicina cubana ERA buena- y así enfriar todos los líos en los que se ha metido, a costa de dejar irresponsablemente su puesto. Si bien su gestión acaba en julio, todo indica que no hay mucho ánimo de enmienda de su parte -es imposible que un cincuentón irascible y cascarrabias cambie repentinamente de carácter- y que por ello esta primera legislatura será muy pobre en resultados y sí muy pródiga en entrampamientos.
Y a estos laberintos con Abugattás se le van a sumar el ya inminente desbande en cámara lenta de la bancada oficialista, que parece que esta justa expulsión del faltoso y pintoresco Rimarachín (hasta el apellido es gracioso) va a ser larga y accidentada por su tono belicoso y porque varios de sus colegas nacionalistas de provincias "piensan" igual que él, amén de que los invitados zurdos ya están con ánimos separatistas desde la salida de su adalid Lerner del Premierato y por allí dicen que Javier Diez Canseco ya se habría ido de no tener ese proceso en la Comisión de Ética por la compra de acciones, dado que necesita de los votos oficialistas para salir bien librado. Por eso al parecer anda tan mansito últimamente dentro de su bancada y se ha quedado calladito con temas escandalosos y que en circunstancias normales criticaría a toda voz, como el traslado de Antauro de Piedras Gordas a lo que parece más va a ser un hotel.
Dado lo anterior, lo más cuerdo sería que el oficialismo no intente que Abugattás pugne por intentar repetir en el cargo, que tampoco busque imponer a un "apparatchik" como Otárola y más bien se busque un candidato de consenso entre todas las bancadas, que no podría ser nacionalista, aprista o fujimorista por la polarización que estos grupos acarrean. Por allí se habla de "Vitocho" García Belaunde, aunque algunos objetan que también tiene el carácter explosivo. ¿Bedoya? ¿Lay? De todas formas, para escoger no hay mucho.
-Ojo que el Ecuador de Correa, cuya línea ideológica agrada bastante al sector zurdo y provinciano del oficialismo, ha sensatamente optado por promocionar a su dormido y potencialmente muy rico sector minero. Correa será heterodoxo, pero tonto no es y sabe que tiene que desarrollar otras fuentes de riqueza para no depender tanto del petróleo y el plátano. Por eso no ha dudado en desembarazarse y en enfrentarse a las ONGs caviares locales y a los grupos radicales indigenistas.
Hay poco bueno de imitar en las políticas de Correa, pero definitivamente esta resuelta actitud prominera sí es una de ellas.