“Siempre es extraño vernos fuera del lugar donde estábamos cómodos.”
(Jojo Moyes)
Aquel beso debió puntuar triple. Lo lancé con calma y la mirada fija en el punto exacto donde debía pegarse; lo lancé con gracia y energía y sin que me temblara el pulso. Lo lancé tan confiada que no me importaron el viento, los pasos ni el tráfico. Mi último beso debía revolotear como una mariposa y voló torcido, así que se enfadó. Lo lancé sin más y se estrelló contra el suelo. Y yo también me enfadé y me marché sin recogerlo.
De vuelta a casa me fui buscando… Eché al buzón todos los planes y les tiré a los lobos mi capa. Repartí entre esquinas y portales presentimientos y susurros. Cada dedo que fui sacando del guante fue la excusa para hacer recuento. Y contando con lo suelto, invité a un desconocido a un café.
Lo que tiene llevar siempre bolso es que te miras poco los bolsillos. Al quitarme el pantalón cayó de los de atrás una nota con las medidas exactas de ajustarse a no sé qué medida perfecta. Del izquierdo, saqué una entrada sin usar para el momento idóneo y del derecho, esa llave que creí perdida y que al final siempre he llevado encima.
A mitad de camino me topé con dos recuerdos. Al primero, lo esquivé riéndome cuando no me reconoció; al segundo, lo seguí durante algunas calles aminorando el paso para no alcanzarlo. Cogí un par de lados buenos de las cosas y los dejé en el parque para que aprendieran de los niños a encoger el mundo.
Al bajarme la cremallera de la blusa salieron disparadas las mariposas, las musarañas, alguna hormiga y un búho, y aunque prometieron volver, no miraron atrás cuando se fueron con viento fresco. Tanta era la prisa que al estirarse para arrancar revolvieron las preguntas, las respuestas y el qué dirán.
En mi calle me desabroché los zapatos, el sujetador, y el nudo de la garganta. Se desataron las tormentas y las manillas del reloj se cambiaron el sitio.
Entré desnuda a casa, me dejé la puerta abierta y entraron conmigo el caos y la suerte a decidir qué camino íbamos a coger mañana, que para eso terminan y empiezan todos aquí.
Sí, mi último beso debió puntuar triple. Lo lancé sin pensar y se estrelló en el suelo…
Pero seguro que la próxima vez acierto.
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