En la calle Santa Isabel de Madrid se encuentra el Palacio de la III Duquesa de Fernán Núñez, uno de los espacios más representativos de la vida social de la aristocracia madrileña en la época isabelina. Hoy el edificio alberga la sede de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
El arquitecto Antonio López Aguado fue quien replanteó las obras para el Duque de Alburquerque a finales del XVIII y su hijo Martín se encargó de darle el diseño deslumbrante que conservan sus salones y recovecos más nobles.
Tras recorrer la notable Sala de Baile se pasa al Salón Amarillo, el espacio recogido con carácter alegórico donde se encuentra una imagen de la Geometría como paradigma del conocimiento científico.
Los tondos ovalados en escayola de las cuatro esquinas superiores son alegorías de la Pintura, la Literatura, la Música y la Geometría. Más abajo hay pinturas con putti que hacen más referencia a la vida ligera.
La Geometría, vestida al modo grecorromano, trabaja sobre una tablilla con el teorema de Pitágoras. El dibujo del triángulo rectángulo con los tres cuadrados se completa con la altura sobre la hipotenusa, prolongada para marcar el teorema del cateto, paso previo a la demostración al modo euclídeo. Un compás, un transportador de ángulos y el globo terráqueo refuerzan sus atributos. El erote con antorcha muestra que con la ciencia se hace la luz.
En el hall de entrada al palacio hay una pequeña exposición fotográfica de los avatares del edificio. No podemos dejar de admirar el mimo de los milicianos de las Juventudes Socialistas Unificadas por un lugar del que hicieron su sede en 1936 y que catalogaron con esmero.
La fotografía de la alegoría ha sido cedida por la Fundación. Es obligado dejar constancia de la amabilidad de su personal y su gusto por una obra tan singular. En especial, mi agradecimiento a Inmaculada García, museóloga del Palacio.