Alegre y Benevolente

La alegría nace de la satisfacción por la vida. Brota de adentro, del corazón de quien siente pulsar la esperanza, minuto a minuto. Solo ella es capaz de hacer aflorar la sonrisa espontanea, el brillo en los ojos, el rostro iluminado de quien adora vivir.

La verdadera autoestima es mágica: transforma las dificultades en oportunidades de crecimiento, transmutando las crisis pasajeras en aprendizajes permanentes. La certeza de que el optimismo carga la fuerza de la victoria en su seno, hace de ti un campeón. Andas con la cabeza erguida, porque crees que vale la pena vivir, vale la pena sentir la alegría de ser saludable y exitoso. Tienes un futuro brillante frente a ti y sabes cuan importante es apostar en la perfección diaria de las cualidades de un carácter equilibrado y fuerte, que te haga superar las adversidades sin perder la alegría y el encanto por el trabajo.

• Sonreír, cuando se tiene ganas de fruncir el ceño, por las preocupaciones que nos acompañan de mañana hasta la noche.
• Sonreír, cuando no todo sale como tu quieres.
• Sonreír, cuando apenas la espontaneidad y el sentido del humor son capaces de salvar la situación.
• Sonreír, cuando es la única manera de decir »disculpe». Es ser benevolente consigo mismo y con los otros.

Quererse bien: ese es el primer paso para querer bien a los demás. Tú creas un aura de comprensión, de bienestar, de armonía contigo mismo y el mundo. Y que todos se sienten felices al estar contigo: tu energía emana fluidos de amor que tocan profundamente el alma de quien se aproxima a tu presencia. ¡Que bueno es sentir las emanaciones de tu corazón, impregnando el ambiente de vibraciones de paz! Es bueno vivir contigo porque tú eres especial: hecho de luz, hecho de amor, hecho de una alegría tan contagiante y mística que los propios dioses del Olimpo desearían para sí.

Quien vive alimentando una autoestima cada vez más hermosa y saludable, ciertamente sabe cuán bueno y necesario es vivir con alegría. En la medida de tu generosidad y benevolente, crece la importancia de tus actos. Tú eres el primero en beneficiarse. El premio de los demás es maximizado.