El otro día, en una de esas charlas de café alguien se me quedó ojiplático mirándome cuando
le dije que no me gustaban nada los resultados de las elecciones en Holanda y que temo muchísimo lo que nos pueda llegar desde Francia porque al final ya verás tú como entre unos y otros se nos llevan por delante el tinglado medio asolado este que nos hemos montado en Bruselas y que acaba de cumplir 60 años a pesar de que esté hecho unos zorros. Una cosa, si los fundadores levantasen la cabeza y viesen el adefesio que hemos construido con sus sueños, nos corrían a gorrazos.
Me explico, no me gustan los resultados de Holanda porque no soy mucho de alegrarme por 
No se de que nos alegramos porque esta vez se ha evitado la llegada de la extrema derecha liderada por descerebrados que no ocultan nada, que sabemos que cumplirán lo que prometen 
¿Y dónde está el socialismo en todo esto? Diluido dentro del conservadurismo más rancio. Lo 
Igual puede que demasiada gente en la casa socialista, vista la comedia que representan en el paripé Susana, no ha entendido que no necesitamos que el PP tenga acompañamiento coral. Lo que necesitamos, en España por lo menos, es un socialismo que no se diluya como un azucarillo en una piscina de prebendas y corruptelas. Necesitamos una opción que de verdad nos aleje de los extremismos de la derecha pero también de la segadora que nos ha llevado a la miseria. Y la verdad tal y como se vislumbra el panorama en las elecciones del PSOE y como está la socialdemocia en Europa mucho me temo que deberíamos ir pensando en buscar un casco porque ya están tensado la cuerda de la catapulta y el pedrusco destructor nos caerá en forma de LePen o vete a saber quién, es cuestión de tiempo. La oficialidad socialista europea parece entregada y sus tropas no se organizan.


