Revista Psicología

Alegría

Por César César Martínez Romero @corazonin
Cuando uno se dispone a escribir un artículo sobre la alegría teniendo como base el poema de Mario Benedetti, es consciente que cualquier cosa que escriba va a ser ridícula en comparación con lo escrito por el autor uruguayo. Para evitar las comparaciones podría haber decidido escribir el artículo desde el punto de vista de la ciencia y hablar sobre los beneficios de la alegría, de las emociones positivas, de la sonrisa, de la risa o el sentido de humor, pero hoy quería hablar de la alegría, sin más, sin tener que explicar su utilidad y su importancia, solo con la intención de hablar de la alegría desde la alegría.
La palabra alegría viene del latín, de alicer o alecris, que significa "vivo y animado". Y es que la alegría es vida, mucho más que cualquier otra emoción, porque nos da vida, porque nos hace desear vida y nos aleja de lo negativo. La alegría es una de las seis emociones básicas, una emoción que surge desde el interior y que no se puede ocultar. Y eso es lo mejor de la alegría, que no se queda en uno, no solo se vive interiormente sino que se transmite, sale afuera, se comparte y lo hace porque no se controla, porque cuando nos alegramos, la alegría pasa a controlarnos, ¡y qué necesidad hay de regularla o intentar controlarla!

Alegría

Imagen de  Ben.Millett (CC BY-NC-ND 2.0) de Flickr

La alegría es mucho más que una emoción que nos hace disfrutar, la alegría son palabras y gestos, son actos y comportamientos y es una forma de relacionarnos con las personas que nos rodean y que forman parte de nuestra vida. Sin lugar a dudas las personas alegres son personas que no suelen estar solas, la alegría es un imán que atrae a más personas, sobre todo a personas alegres que nos ayudar a sentir más emociones positivas y ser más felices. Es una decisión muy inteligente rodearse de gente alegre…
Partir de alegría para continuar, para vivir, para caminar. Partir de la alegría como la emoción a la que queremos volver, la piedra a la que nos agarramos cuando las cosas no van bien y el lugar desde donde disfrutar cuando nos sonríe lo que tenemos alrededor. Por eso es necesario defenderla, luchar para que nada nos la quite y para que se convierta en nuestra principal herramienta para estar más alegres y ser más felices y para cambiar, porque la sonrisa es revolucionaria.
Pero bueno, creo que lo mejor será acabar con las palabras de Benedetti.
Defensa de la alegría 
Defender la alegría como una trinchera defenderla del escándalo y la rutina de la miseria y los miserables de las ausencias transitorias y las definitivas
defender la alegría como un principio defenderla del pasmo y las pesadillas de los neutrales y de los neutrones de las dulces infamias y los graves diagnósticos
defenderla alegría como una bandera defenderla del rayo y la melancolía de los ingenuos y de los canallas de la retórica y los paros cardiacos de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino defenderla del fuego y de los bomberos de los suicidas y los homicidas de las vacaciones y del agobio de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza defenderla del óxido y la roña de la famosa pátina del tiempo del relente y del oportunismo de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho defenderla de dios y del invierno de las mayúsculas y de la muerte de los apellidos y las lástimas del azar y también de la alegría.
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