Así lo refiere un reporte aparecido este viernes en Diario de Cuba que cita un artículo de la revista The New Yorker que vincula al "hijo del general" con los presuntos ataques acústicos que afectaron a dos decenas de diplomáticos estadounidenses y canadienses en La Habana.
Varias de las fuentes citadas por la revista estadounidense, y que solían mantener contacto con Castro Espín durante el periodo de normalización de las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Cuba y EEUU, dijeron que "él no está respondiendo sus mensajes".
Los funcionarios confirmaron haber escuchado que Castro Espín está en "aislamiento, aparece raramente en público" y según una popular expresión cubana, "estaría recluído en su casa, en plan piyama".
El reportaje publicado por The New Yorker apunta que el departamento del Ministerio del Interior cubano que dirigía Castro Espín habría sido desmantelado en fecha cercana a marzo, justo cuando comenzaron las especulaciones tras su no inclusión entre los nominados a sustituir a su padre al frente del régimen de la isla.
Un antiguo asociado a Fidel Castro sugirió algo aún más turbio a The New Yorker: "Alejandro podría haber sido despedido por ser el responsable de los ataques acústicos; ya fuera que los haya ordenado o encubierto a quienes los hicieron, actuando por su cuenta, sin el conocimiento de su padre. Es la única explicación posible para que Raúl haya decidido castigarlo", especuló.
La desaparición de Castro Espín del eje del poder en Cuba se hizo muy evidente, pues su papel había sido decisivo en los asuntos fundamentales de la agenda internacional cubana del período raulista, apunta la nota de Diario de Cuba.
Cuando Raúl Castro se reunió en abril de 2015 con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en un encuentro histórico en Panamá, Castro Espín formó parte del reducido grupo que permaneció en la habitación donde se celebró la entrevista.
Si bien se desconoce el papel que puede haber jugado en los 18 meses de negociaciones secretas que llevaron al anuncio de la distensión entre ambas naciones, su alto perfil comenzó a visualizarse el 17 de diciembre del 2014, fecha en que su padre y Obama anunciaron el inicio del deshielo.
En virtud de un intercambio de prisioneros que formó parte del acuerdo bilateral, Castro Espín, vistiendo uniforme militar, fue el primero que saludó al pie de la escalerilla del avión a los tres espías y agentes de la inteligencia cubana condenados a largas penas de cárcel en Estados Unidos y que regresaron a La Habana como héroes.
Cuando Raúl Castro se reunió en el Vaticano con el Papa Francisco, su hijo estaba cerca de ambos.
Además, en 2017 se reunió con el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, para tratar la cooperación en la esfera de la seguridad informática. En 2014, Castro Espín firmó en Moscú un "memorando de cooperación" sobre inteligencia. El acuerdo de aquel entonces fue suscrito entre el Consejo de Seguridad de Rusia y la Comisión para la Seguridad y Defensa Nacional de Cuba.