Un nuevo matrimonio de su padre, que podría llegar a poner en peligro su derecho al trono (no conviene olvidar que el mismo Filipo fue regente de su sobrino hasta la mayoría de edad, pero se adueñó del trono) lo alejó de él.
Alejandro y la conquista de Persia
Alejandro pretendía llevar a cabo el plan de su padre y liberar a los más de 10.000 griegos que se encontraban bajo el dominio persa en Asia Menor para incorporarlos al resto del mundo heleno por lo que decidió invadir Asia Menor, en donde los persas ofrecieron débil resistencia y fueron vencidos en la Batalla de Gránico, a orillas del riachuelo Gránico, donde los sátrapas le hicieron frente con un ejército de 40.000 hombres comandado por el astuto Memnón de Rodas compuesto en su mayor parte por griegos mercenarios. En este combate, Alejandro estuvo cerca de la muerte, pues un persa trató de asesinarlo por la espalda, pero salvó la vida, gracias a Clito, su fiel amigo, que de un sablazo derribó al agresor. Las ciudades griegas de las costas se entregaron ya sea por miedo o por querer ser liberadas.
Alejandro Magno, Mapa que muestra la máxima extensión del imperio de Alejandro. La ruta seguida por este a lo largo de sus conquistas, y en ésta algunas de las ciudades fundadas por él, las Alejandrías.
A finales de 334 a.C., decidió invernar en Gordión, antigua capital de Frigia. Allí se encontraba un famoso carro real, sujeto a un nudo complicadísimo. Según el oráculo de Gordión, quien supiera deshacerlo conquistaría Asia. No se sabe si Alejandro desató el nudo pacientemente o si lo partió con su espada. En cualquier caso, la tormenta que siguió al hecho fue interpretada como un claro signo de que Zeus lo aprobaba.
Una contraofensiva marítima de los persas en el Egeo, al mando de Memnón de Rodas y su flota, puso en peligro a la Grecia continental, pero esta amenaza se detuvo después de la victoria de Alejandro sobre Darío III en la Batalla de Issos (pequeña llanura situada entre las montañas y el mar cerca de Siria) en el 333 a.C., en la cual, el rey Darío huyó amparado en la oscuridad de la noche dejando en el campo de batalla sus armas y su manto púrpura.
El rey tomó conciencia de la amenaza y envió propuestas de negociación, que fueron desestimadas. Sin embargo, la familia de Darío III fue capturada en el interior de una lujosa tienda. Alejandro trató a todos con gran cortesía y les manifestó que no tenía ninguna cuestión personal contra Darío, sino que luchaba contra él para conquistar Asia.
Alejandro conquistó fácilmente Fenicia, con excepción de la isla de Tiro, debiendo mantener un largo asedio (de enero a agosto de 332 a.C.), conocido como el Sitio de Tiro. Conquistada Tiro, Alejandro pensó que podía seguir conquistando a su antojo y se dirigió a Egipto, en donde se hizo proclamar «Hijo de Amón», título reservado sólo para los faraones. Allí fue bien recibido por los egipcios, quienes le apoyaban por su lucha contra los persas.
En esa época controló la situación de rebeldía en Anatolia y el Egeo, de tal modo que en la primavera del 331 a.C., desde Tiro, organizó los territorios conquistados. Darío, con un ejército más numeroso, decidió hacerle frente en Gaugamela a orillas del Tigris, pero apenas logró salvar su vida, ya que pese a la superioridad numérica se vio derrotado por el genio militar del joven rey macedonio.
Alejandro Magno, mosaico de Pompeya
Así Alejandro con su ejercitó logro entrar a Babilonia quedando a las puertas del propio territorio persa. En el año 331 a.C., el ejercito panhelénico invadió Persia entrando fácilmente a Susa capital elegida por el Gran Rey Darío I. A la vez que el vencido monarca persa Darío III huía hacia el interior de territorio persa en busca de fuerzas leales para enfrentar nuevamente a Alejandro.
Los extranjeros que vivían en Persia se sintieron identificados con Alejandro y se comprometieron con él para venerarle como nuevo gobernante. En su idea de conquista también estaba la de querer globalizar su imperio mezclando distintas razas y culturas. Los sátrapas en su mayoría fueron dejados en su puesto, aunque supervisados por un oficial macedonio que controlaba el ejército.
Con la conquista del Imperio Persa, Alejandro descubrió el grado de civilización de los orientales, a los que antes había tenido por bárbaros. Alejandro se comportó entonces con especial inteligencia. Mantuvo en buena medida la eficaz administración persa y aceptó también sus costumbres, pero en ellas impuso el uso de su lengua y las culturas griegas y el control del ejército. Se producía así el primer intento de globalización de la Historia.Autor: Francisco de Asís López Avellaneda para revistadehistoria.es
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Fuentes:
- Bosworth, A.B. (Akal, 2005): Alejandro Magno
- biografiasyvidas.com/…/alejandro_magno
- wikipedia.org/wiki/Alejandro_Magno
- artehistoria.jcyl.es/historia/…/4186.htm
- judaismovirtual.com/…/v.alejandro_magno.php
- aishlatino.com/h/j/abc/48420912.html
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