Revista Salud y Bienestar
Biólogos de la Universidad Técnica de Munich (TUM), en Alemania, han descubierto una pequeña inflamación de la mucosa del intestino que altera su sensible equilibrio y sensibiliza el sistema nervioso entérico, encargado de controlar el aparato digestivo. Este descubrimiento podría estar relacionado con la causa, hasta ahora desconocida, del síndrome del intestino irritable, que afecta al menos al 10 por ciento de la población.
El intestino irritable provoca flatulencia, estreñimiento y diarrea, nauseas y retortijones, lo que convierte la digestión en una pesadilla. El afectado tiene que ir al baño con frecuencia y sufre alteraciones del sueño y dolores de cabeza y espalda.
Hasta ahora se desconocía la causa orgánica de esta enfermedad, por lo que los médicos utilizan diferentes aproximaciones terapéuticas y en muchas ocasiones, los pacientes eran tachados de hipocondríacos.
La teoría del profesor Michael Schemann, investigador del Departamento de Biología Humana de la TUM, era que las microinflamaciones de la mucosa sensibilizan el sistema nervioso entérico, causando este síndrome.
Para comprobarla, los investigadores utilizaron métodos de medición óptica utrarápidos para demostrar que los mediadores de los mastocitos (células que se originan en la médula ósea e intervienen en los procesos inflamatorios) y células enterocromafines (un tipo de células entereoendocrinas presentes en el epitelio que cubre el lumen del tracto gastrointestinal) activan directamente las células nerviosas del intestino.
Esta hipersensibilidad del sistema nervioso entérico altera la comunicación entre la mucosa del intestino y su sistema nervioso.
Según explica el profesor Schemann, líder de este estudio, "la mucosa irritada libera cantidades superiores de sustancias neuroactivas, como la serotonina, la histamina y la proteasa". "Este coctel producido por el organismo podría ser la causa real de que aparezca el intestino irritable", asevera.
Los investigadores de la TUM intentan ahora averiguar la correlación entre la sensibilización nerviosa y la severidad de los síntomas. Además, están trabajando para confirmar, en colaboración con un grupo de científicos de Ámsterdam, la relevancia clínica de sus descubrimientos.
Hasta ahora, saben que los síntomas del síndrome del intestino irritable mejoran después de tratar al pacientes con un antihistamínico conocido por sus efectos inmuno-estabilizadores en el tratamiento de reacciones alérgicas, como la fiebre.
Gracias a los fondos de la Fundación Alemana de Investigación (DFG), están investigando ahora también si mejorar los síntomas va acompañado por una normalización de la actividad nerviosa.
Identificar con éxito los componentes activos posibilitaría el desarrollo de fármacos eficaces para el tratamiento del intestino irritable.
El intestino irritable provoca flatulencia, estreñimiento y diarrea, nauseas y retortijones, lo que convierte la digestión en una pesadilla. El afectado tiene que ir al baño con frecuencia y sufre alteraciones del sueño y dolores de cabeza y espalda.
Hasta ahora se desconocía la causa orgánica de esta enfermedad, por lo que los médicos utilizan diferentes aproximaciones terapéuticas y en muchas ocasiones, los pacientes eran tachados de hipocondríacos.
La teoría del profesor Michael Schemann, investigador del Departamento de Biología Humana de la TUM, era que las microinflamaciones de la mucosa sensibilizan el sistema nervioso entérico, causando este síndrome.
Para comprobarla, los investigadores utilizaron métodos de medición óptica utrarápidos para demostrar que los mediadores de los mastocitos (células que se originan en la médula ósea e intervienen en los procesos inflamatorios) y células enterocromafines (un tipo de células entereoendocrinas presentes en el epitelio que cubre el lumen del tracto gastrointestinal) activan directamente las células nerviosas del intestino.
Esta hipersensibilidad del sistema nervioso entérico altera la comunicación entre la mucosa del intestino y su sistema nervioso.
Según explica el profesor Schemann, líder de este estudio, "la mucosa irritada libera cantidades superiores de sustancias neuroactivas, como la serotonina, la histamina y la proteasa". "Este coctel producido por el organismo podría ser la causa real de que aparezca el intestino irritable", asevera.
Los investigadores de la TUM intentan ahora averiguar la correlación entre la sensibilización nerviosa y la severidad de los síntomas. Además, están trabajando para confirmar, en colaboración con un grupo de científicos de Ámsterdam, la relevancia clínica de sus descubrimientos.
Hasta ahora, saben que los síntomas del síndrome del intestino irritable mejoran después de tratar al pacientes con un antihistamínico conocido por sus efectos inmuno-estabilizadores en el tratamiento de reacciones alérgicas, como la fiebre.
Gracias a los fondos de la Fundación Alemana de Investigación (DFG), están investigando ahora también si mejorar los síntomas va acompañado por una normalización de la actividad nerviosa.
Identificar con éxito los componentes activos posibilitaría el desarrollo de fármacos eficaces para el tratamiento del intestino irritable.
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