- Hombre don Rojelio, además de poco patriótico, me parece un pelín oportunista que hable usted de fútbol precisamente hoy.
- ¿Y quién le ha dicho a usted que voy a hablar de fútbol?
- El título de Alemania vs España así parece indicarlo.
- Pues se equivoca, tío listo, que quería hablar de soberanía. Estamos perdiendo soberanía en favor de Alemania a pasos agigantados.
- No diga eso, hombre. En todo caso, cedemos soberanía, pero no a Alemania, sino a Europa, que al fin y al cabo somos todos.
- Sí, como hacienda, pero siempre pagamos los mismos. Qué le pregunten a la infanta.
- No aproveche siempre al Pisuerga que un día se le va a secar. Además, usted ni se ha asomado por Valladolid.
- Pues cualquier día de estos lo hago. Cuando sepa a ciencia cierta que no va estar por allí el más tejano de sus hijos.
- ¿De quién habla?
- Pues de quién va a ser, del marido de la Botella. ¿No recuerda sus charlas tejanas con Bush junior? Ahora el que habla raro es Rajoy. Habla bárbaro.
- Querrá decir bávaro, para hacer el chiste fácil de que habla como la Merkel.
- Ese chiste lo hace usted. Yo quiero decir bárbaro, en su sentido etimológico de extranjero, porque parece al servicio de todos menos de España. Y en la tercera acepción del D.R.A.E., porque cada vez que habla sube el paro cien mil personas y, eso, sí que es una barbaridad.
- ¿Se puede ser más demagogo?
- Pregúntele al que se cayó de sí mismo.
- ¡Otro galimatías!
- Al de Guindos, que igual se cayó de la higuera. Que cara de sieso tiene el “jodió” hasta para decir que nos va a ir mejor. Cada vez que intenta una sonrisa, las madres esconden a los niños. Da más miedo que el sacamantecas.
- Los niños de hoy en día ya no creen en el sacamantecas, ¡so antiguo!
- Pues será que no han visto al Montoro, que es el encargado de sacarnos las mantecas para hacer jabón, porque dinero ya no nos queda ni para un “cortao”.
- Con usted no hay manera de hablar en serio.
- Por mis muertos más frescos que estoy hablando en serio.