Los alemanes han sido despiadados con Grecia y han demostrado que su viejo y peligroso sueño de conquistar Europa no está dormido. La solución impuesta a Grecia ha sido humillante y condena a los helenos a ser poco menos que una colonia postrada. Parece como si hubieran querido dar una lección a todos los países de Europa con economías débiles, a los que llaman PIGS (Iniciales de Portugal, Italia, Grecia y Spain) con un peligroso desprecio.
Quizás convenga recordar que la Unión Europea fue creada para sustituir el ansia de conquista alemana por un espíritu de cooperación y libre intercambio entre los países europeos, pero todo indica que el intento ha fracasado y que los alemanes vuelven a ser el mayor riesgo en Europa.
Desde 2 de setiembre del año 1870, dia que concluyó la batalla de Sedán, los alemanes han intentado conquistar Europa una y otra vez, sin lograrlo. Ese deseo incontrolado de hegemonía ha producido dos guerras mundiales, ambas perdidas por Alemania, y la actual guerra económica, en la que la canciller Merkel parece haber encontrado el camino de la victoria.
Alemania está consiguiendo su viejo objetivo de controlar el resto de Europa, pero ahora lo hace por la vía de la economía, imponiendo a los demás países austeridad, recortes y una deuda que les condena a ser poco menos que paises satélites de la fuerte nación alemana, que se ha beneficiado de la Unión Europea fortaleciendo su poder económico y acumulando plusvalías muy notables, que le convierten en el gran prestamista.
Los alemanes llevaban siete décadas sin ser implacables y despiadados, una actitud que acaba de reeditar al despellejar viva a la Grecia de Alexis Tsipras, al que no solo ha derrotado sino que lo ha hecho papilla en su trituradora del euro, una moneda que cada día mas parece una divisa alemana impuesta a los europeos.
Los griegos, díscolos, corruptos y acostumbrados a embaucar a todos los poderosos que le han dominado: macedenios de Felipo, romanos, bizantinos, otomanos y ahora los alemanes dominantes de la UE, no han podido lograr su objetivo de engañar porque se han topado de frente con una nación despiadada y dispuesta a convertirse, esta vez utilizando el euro y la economía en lugar de las viejas armas de guerra, en la dueña indiscutible de Europa.
Grecia, cuya deuda es impagable porque pesa sobre su economía como una losa de plomo que le impide despegar, ha quedado humillada por los alemanes y reducida a ser un protectorado, lo que constituye una fuente de odios y revanchas que tarde o temprano estallará con violencia.
Alemania parece no haber aprendido la vieja lección de que la excesiva humillación del enemigo derrotado trae consigo violencia rumiada y sueño de revancha.
Alemania parece haber olvidado no sólo el espíritu fundacional de la Unión Europea, sino también la solidaridad que los estados europeos a los que debía dinero, que le perdonaron gran parte de su pesada deuda en el año 1950. España y Grecia fueron dos de los condonadores que, al perdonar su carga financiera, permitieron el llamado "Milagro Alemán", un crecimiento fulgurante que volvió a colocar a Alemania al frente de las naciones europeas.
Muchos temen que la mira del fusil económico alemán no se detenga en Grecia y apunte pronto hacia otras economías endeudadas y frágiles, como Portugal, España, Italia e, incluso Francia, lo que convertirá el predominio alemán en algo todavía mas peligroso, en la hegemonia del norte frente al sur en una Europa que, de nuevo, emprende la ruta del conflicto.
La Alemania de Merkel debería reflexionar y pensar que está sembrando demasiadas discordias, humillaciones y odios larvados y que dejar cadáveres y heridos en las cunetas, mientras se avanza, es un peligro que tarde o temprano se paga. Alemania ha decidido ser despiadada y eso concita siempre el drama, el odio y el fantasma de la venganza.
Es cierto que los políticos del sur, sobre todo los españoles y los griegos, han sido frívolos y corruptos dilapidando la riqueza y las ayudas europeas y que han pedido demasiado dinero a la banca para sus caprichos, despilfarros, privilegios y victorias electorales, pero no es menos cierto que la política europea no solo permitió ese despilfarro sino que lo alentó sin criticarlo y aprovechando la corrupta estupidez de políticos como Zapatero, Rajoy y sus colegas griegos, portugueses e italianos para prestarles sus excedentes de dinero y venderles grandes cantidades de productores elaborados, un comercio que les hizo ricos y poderosos.
Lo que se está cociendo en la Europa actual es muy peligroso, no solo porque los países pobres están siendo humillados y colonizados, sino porque la política europea, dominada por el euro, los comerciantes, los banqueros, los burócratas y la potencia alemana, se ha olvidado del ciudadano, de la democracia y de la decencia para incursionar, cada día con mas fuerza, en la antidemocracia, la marginación de los débiles, la hegemonía de las élites y en el abuso de poder.
Parte de lo que está sucediendo ya fue advertido por un grupo muy prestigioso de economistas discípulos de Keynes, entre ellos Paul Krugman, Jeffrey Sachs, Dani Rodrik, Joseph Stiglitz y Thomas Piketty, cuando dijeron que la austeridad, la receta impuesta por alemanes, holandeses y otros países ricos del norte, cada día mas alejados anímica y emocionalmente de sus aliados del sur, era una mala receta para salir de la crisis de 2008.
Lo peor de todo es que detrás del drama europeo se ocultan también los intereses electorales. Todo indica que los buitres alemanes y nórdicos serán premiados en las urnas por sus respectivos pueblos y que barrarán en las próximas elecciones, lo que ensanchará un poco mas la ya dura brecha que separa a todos en Europa: a los ciudadanos de sus líderes, al norte del sur, a la democracia de la política real europea, a los pueblos de los burócratas de Bruselas y a la igualdad de la desigualdad. Lo único que se estrecha en Europa es el foso que separa a la paz de la guerra.