«Satanizar, endiosar y creer es más cómodo y rentable que analizar, contextualizar y dudar». Así encabeza acertadamente su blog personal un amigo y compañero que es un férreo defensor del Periodismo con mayúsculas y la libertad de opinión y expresión. Sin cortapisas y soplagaitas. Aunque no coincidamos en determinados temas, nos une esa alergia a los forofos de cualquier bando y calaña que satanizan y endiosan con pasmosa facilidad. Curiosamente el lema de su bitácora va parejo a la frase que desde hace cinco años acompaña la cabecera de este blog [«El que no sabe de nada no duda de nada»], una reflexión que invita a no creer ciegamente a priori. Mientras los forofos despotrican y sienta cátedra a bote pronto, los que dudan suele escuchar, analizar, contextualizar y al final, si es menester, actuar o callar. Gran ejercicio ese de callar, cerrar el pico, que por la boca muere el pez. Y es que de bocazas, aleccionadores y salvapatrias andamos sobrados y más que hartos. Suelen gritar y hacer aspavientos, nunca escuchan y siempre dictan sentencias inapelables sobre lo que apenas saben. Se les nota a leguas porque viven apresurados con una aureola de ruido ensordecedor, ese que les aísla del saber estar. Prefiero el bando de los dudosos --no de los rumorosos-- porque al menos no suelen despreciar con su mirada, gritar con su presencia o criticar en tu ausencia. Eso creo. O dudo creer.