Alergia a los ñoños
Publicado el 07 abril 2020 por Iris Bernot
@irisbernot
La verdad es que nunca he sido muy aficionada a la gente positiva ñoña, o sea, esa que a pesar de estar muerta por dentro se empeña en hacer como que no pasa nada, y está happy de la vida todo el tiempo, con una sonrisa permanente en la cara, típica de estar viajando gracias a alguna droga alucinógena, la que sea. Estoy de acuerdo en que la vida es bastante perra en general, y en que todo el mundo tiene sus más y sus menos con ella, y que a veces la única manera de superar los trances es ponerse una sonrisa estampada en la cara, pero hay una corriente anti tristeza y anti rabia que me hace cagarme un poco en todo, la verdad. Parece que ya no existe el derecho a estar rebozado en la mierda, que ya no se permite quejarse expresarse sobre nada que no sea estar mega guay, y se está llegando a un punto en el que ya no se puede decir en alto que se odia esto o aquello, o que se tienen muchas ganas de cagarse en esto o en aquello. Creo que sentir miedo, rabia o ira es tan humano como estar todo el día desojando margaritas vestido de elfo o de de hada, de hecho probablemente lo sea más, viendo el percal que tenemos en el mundo, y en la vida en general. Cada vez que abro alguna red social y veo las miles de fotos de atardeceres con mares y flores, adornados con frases manidas de psicología barata, de esa de andar por casa, pienso en lo jodidos que debemos de estar todos porque, no nos engañemos, la sonrisa sin sentido suele esconder generalmente tristeza o miedo o rabia por lo que sea, de eso no me cabe la menor duda. Después de muchos años de conocer a gente con problemas he llegado a la conclusión de que los que saludan en el ascensor con un buenos días con sonrisa a lo joker , y que esperan a la mínima oportunidad para soltar la frase de manual del día aunque les digas que estás fatal, que no has dormido una mierda, o que se vaya a cagar, están más jodidos que la leche. Para mí no hay cosa más inquietante que una persona con sonrisa de pirada dando los buenos días como si estuviera comprándose una bolsa de chucherías de tres kilos aunque esté viendo que llevas una cara de perro impresionante, porque pienso que ahí hay muchas ganas de disimular el dolor, y del bueno, además. No seáis cabrones me malinterpretéis, no es que me dé por saco la gente feliz, me encanta la gente feliz como al que más, pero en mi opinión no es lo mismo la persona resiliente y luchadora que adopta una actitud positiva ante la vida, que el ñoño de los cojones que tiene todo el día en la boca la sonrisa de lerdo integral, y la frase manida preparada para acallar a todo el que no se encuentre con ganas de ponerse a hacer zumba ahí mismo, en el ascensor o en el pasillo. La gente super happy me perturba mucho, entre otras cosas porque, además de no creerme la felicidad que exuda por los poros de la piel, me recuerda a la novela " un mundo feliz" de Auxley, y me inquieta pensar que poco a poco podemos estar llegando a una distopía parecida a la del libro que, por cierto, si alguien que está leyendo esto no lo ha abierto todavía, recomiendo que lo haga encarecidamente. Abrid el puto libro y leedlo, y ya veréis cómo no volvéis a ver a la gente super happy igual que antes. Hay una especie de cruzada contra la gente ceñuda, esa que parece permanentemente enfadada pero que muchas veces es más reflexiva y pensante que otra cosa. Hace tiempo que los lerdos de la ñoñería y la sonrisa sin sentido han decidido conquistar el mundo con sus frasecitas típicas de manual de venta en las gasolineras, y cada vez nos alejamos más de la gente normal, esa que expresa sus miedos y sus sinsabores, esa que está triste o enfadada cuando le ha pasado algo que la hace sentir mal, esa que no necesita fotos con mares al atardecer porque sabe que la vida es una montaña rusa que sube y baja de continuo, y que ninguna foto va a cambiar eso, esa que se compromete con otros de verdad, la sincera, la que no quiere ni puede fingir lo que no es, la que, en definitiva, define a la humanidad. Estamos siendo invadidos por los ñoños, y estamos dejando de lado a los humanos normales, con sus virtudes y sus defectos, y como sigamos así vamos a acabar lamentándolo mucho. Yo no me imagino un mundo lleno de ñoños, con sus putas frases manidas tipo " el amor es lo más importante", " no discutas, sonríe," y " lo importante es lo que tú piensas de ti mismo", y sus tazas de Mr. Wonderful, llenas de buenrollismo idiota, y sus sonrisas permanentes de droga alucinógena, la verdad. No puedo imaginarme un mundo sin gente con defectos, con enfados, y con momentos de angustia, me cago de miedo de pensar en un planeta dirigido por personas decididas a hacer desaparecer el derecho a tener malos días. La gente happy -ñoña nos resta humanidad. Nos quita el derecho a fallar, a caer, y a estar en la mierda. La gente happy- ñoña no nos permite ser personas llenas de vida, porque la vida no está solo compuesta de alegría y de candor, sino de muchos sentimientos diversos que, para mi, tienen la misma valía que la alegría desmedida. Además, hay una cuestión que los ñoños no tienen en cuenta, y es que muchas veces es necesario el dolor para llegar a la felicidad. A veces es necesario caerse para levantarse, y estar mal para acabar estando bien. En toda oscuridad hay algo de luz, y en toda luz hay algo de oscuridad. Somos seres ambiguos con muchas aristas, y tratar de cercenar la parte oscura que hay en nuestras vidas es una gilipollez inmensa, y además no ayuda a nadie. No ayuda a quien se encuentra mal, porque no le permite expresar su malestar a otros, y por tanto no puede librarse de lo que le quema, y no ayuda a quien está bien, porque cuando recibe una ostia de la vida, de esas que llegan sin avisar, no sabe qué hacer, porque lleva tanto tiempo en la religión del ñoñismo que no se acuerda de que la vida es también muy perra. El que quiera vivir en el ñoñismo que lo haga, no voy a ser yo quien le niegue el derecho a ser lerdo y a parecerlo a partes iguales, pero que no de por culo respete el hecho de que hay personas que no viven de acuerdo a la ñoñería, y el derecho a estar quemado o a llorar. La psicología del ñoñerismo no es práctica para todo el mundo, de hecho no es práctica para nadie, porque niega una parte muy importante del ser humano, y cercena su parte oscura, esencial para comprender esta locura que es la vida. Quien quiera estar todo el tiempo dentro de un algodón de azúcar que lo haga, pero que deje al resto cagarse en lo que quiera, que es tan sano como sonreír como un psicópata.
QUE NO ME DES LOS BUENOS DÍAS, QUE NO HE DORMIDO, COÑO!!