¡Qué rico está el queso! Hace meses que no lo pruebo.
No es que esté prohibido que el queso entre en mi casa con un niño alérgico a la proteína de leche.
Pero es que me da tanta pereza tomar un trozo de queso y tener que lavarme manos, boca, limpiar posibles trocitos que caigan en mi ropa o en la mesa... Sencillamente prefiero dar un beso a mi hijo alérgico sin riesgo a reacciones que tomar un trozo de queso.
Esa es la razón por la que ni lo pruebo ni lo compro.
Pero ocurre que basta que no puedas tomar algo para que te entren más ganas. Hoy me ha dicho mi marido: "Me apetece mucho tomar un bocadillo de queso". Al oirle no sabía si reir o llorar: resulta sorprendente que algo tan cotidiano como un bocadillo de queso se haya vuelto un manjar casi de gourmet, por lo inaccesible digo.
Afortunadamente casi todo en la vida tiene solución. Esa es la razón de escribir este post: también existen quesos aptos para alérgicos a la leche.
Parece difícil de creer pero es cierto. Son quesos hechos a base de soja (aprovecho para decir que no me gusta nada como ya dije aquí), pero en ocasiones puntuales me parece bien tomarla. Resultan caros (como casi todo para un alérgico) pero te permiten darte un respiro a esta dieta exenta de casi todo.
Existe incluso queso tipo "Parmesano" rayado, fantástico para la pasta.
En España tenemos por ejemplo la marca Redwoods. Creo que este tipo de alimentación nació para las dietas veganas y al final nos sirve a los alérgicos.
Podéis encontrarlos en las tiendas de alimentación especializadas para alérgicos. ¡Que aproveche!