Revista Salud y Bienestar

Alergia Leche no mediada por IgE (parte 2)

Por Mikkoriumaplv
El otro día hablaba de las alergias alimentarias no mediadas por IgE, lo que antes se llamaban intolerancias. Desde hace unos años se opta por utilizar el término poco práctico de "Alergia no mediada por IgE", para destacar su base inmunológica y diferenciarlas de las puramente intolerancias donde no existe mecanismo inmunológico, como la intolerancia a la lactosa.
Alergia Leche no mediada por IgE (parte 2)No quiero hoy hablar de términos médicos, sino del fuerte contenido emocional que supone vivir una alergia no mediada por IgE. 
Así que dejo para otro día las definiciones de enteropatía, enterocolitis, enfermedades eosinofílicas... Teneis la descripción detallada de cada una de las manifestaciones de esta alergia  aquí en el Blog de la alergóloga Pilar Cots.
Este tipo de alergia no aparece ni en el prick test (análisis cutáneo) ni en el rast (análisis sanguíneo) ya que no está mediada por anticuerpos IgE sino por células o en otros casos mixto (IgE/células). Aunque existe una técnica de parches para su detección, lo cierto es que al menos en España apenas se usan, no acaban de gustar.
Hay que decir que todavía queda mucho por conocer de este tipo de alergia y que seguro que con los años la situación mejorará.
Así que la alergia no mediada por IgE se diagnostica únicamente por la clínica, esto es, por los datos que aportan los padres al médico.
Pasa entonces a ser algo vital la información de los padres sobre los síntomas: normalmente diarreas, dolor abdominal, vómitos, moco y sangre en heces, reflujos.
Aunque se trata de una alergia, como los síntomas son mayoritariamente digestivos, lo normal es que el niño visite de forma simultánea a los dos especialistas: alergólogo y gastroenterólogo.
Pero hasta llegar a ese momento en que uno se encuentra frente al alergólogo, normalmente suele pasar un tiempo en que no sabes qué le ocurre a tu hijo.
Las reacciones en este tipo de alergia son tardías, no ocurren inmediatamente tras ingerir el alimento, por lo que resulta complicado relacionarlo con su ingesta.
Por otra parte, son muchos los alimentos que pueden originar problemas: leche, pescado, huevo... encontrar el que le hace daño requiere tiempo y dedicación.
Existe además el hecho de que una vez el intestino ha sido dañado, tarda semanas en recuperarse. Es decir, que la evitación de un alérgeno en la dieta puede tardar de días a semanas en ofrecer resultados positivos... es casi una labor detectivesca donde hay que apuntar minuciosamente qué ha comido el niño y cuáles han sido sus síntomas en los días siguientes.
He contado por encima la problemática pero casi no hay palabras para describir la dureza de pasar por una circunstancia así. Las dudas e interrogantes se apelotonan y la incertidumbre siempre está presente. No saber qué tiene tu niño o qué le hace daño es angustiante. Las diarreas continuas, dolor abdominal, pérdida de peso... son situaciones de mucho estrés.
Si encima tienes que luchar con el pediatra para que te derive a un especialista, el estres es aún mayor. 
Lo cierto es que sólo un diagnóstico correcto ayudará a nuestro hijo y nos permitirá comenzar el tratamiento adecuado.
Imagen | inky2010

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