Revista Salud y Bienestar

Alergia Leche: Vamos de cumpleaños

Por Mikkoriumaplv

Alergia Leche: Vamos de cumpleañosMi hijo fue invitado a un cumpleaños de un niño de su clase. Es el primer cumpleaños al que asiste con gente que no es “de la familia” y que no conoce su condición de alérgico a la proteína de leche de vaca.
Tuvimos un primer momento de duda, de si merecía la pena ir teniendo en cuenta los riesgos alimentarios evidentes que íbamos a padecer.
Siempre intentamos que el niño no se sienta excluido y como nunca ha sufrido una anafilaxia (sus reacciones alérgicas son cutáneas, vómitos e hinchazón), nos animamos a llevarlo, con la seguridad de que no podríamos de tenerlo todo bajo control.
Cogí la “mochila de la comida” (elemento básico para todo padre de niño alérgico) con su bocadillo, zumo, sus gominolas, caramelos, gusanitos y patatas.
Nada más llegar avisé a los padres anfitriones de la alergia de mi hijo para tenerlos informados. Eso hizo que todos los alimentos que ofrecían a los niños, pasaban primero por mi supervisión para verificar si podían ser consumidos por mi hijo.
Lógicamente la mayoría de lo que había no lo podía comer. Mi hijo era consciente de ello y de hecho no quiso comer nada de nada en toda la fiesta, ni la comida apta para él que yo llevaba. No es muy comilón pero ¿era eso una reacción de cabreo a su dieta restringida?
Tuve dos peores momentos: cuando los niños comían gusanitos con queso y cuando tomaban el sándwich de crema de cacao. Los niños los comían delante de mi hijo y la posibilidad de contacto era alta.
Se metieron todos en una tienda de campaña pequeña, con sus sándwich de cacao dentro y francamente, en ese instante, estuve a punto de impedir la entrada de mi hijo. Pero me quedé paralizaba: estaba poniendo en peligro su salud pero a la vez pensaba en su salud mental, en cómo se sentiría mi hijo si no le dejaba ir a jugar con sus amigos… en sentirse excluido.
Así que cerré los ojos y le dejé jugar con los demás. Probablemente se manchase de alguna forma con el cacao con leche y eso retrase la curación de su alergia. Pero esa fue mi decisión, difícil en todo caso.
Vino un payaso a la fiesta y después de la actuación pintaba la cara de los niños con mariposas o superhéroes. Me dio pereza pero me acerqué a ver la composición de las pinturas de cara. Entre mucho término químico leí lactato o algo parecido, con lo que mi hijo no pudo pintarse la cara.
Le dije a mi hijo que no teníamos tiempo de pintarle la cara, y se pasó todo el camino de vuelta llorando por no habérsela pintado.
La próxima vez tendré que meter en la “mochila de la comida” también pinturas de cara sin lácteos (imagino que existirán pero no sé ni dónde buscarlas).
Estoy contenta de que fuera al cumpleaños pero, francamente, mi sensación como madre es de desasosiego.
A lo mejor soy una exagerada (yo misma intento convencerme de que no es para tanto después de todo lo que hay por el mundo), pero pasarse 2 horas de cumpleaños vigilando a tu hijo permanentemente para que no toque-coma nada con lácteos es más agotador de lo que nadie pueda imaginar.
Foto | Chrisdesign

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