Cuando empiezo a escribir estas líneas no se conocen aún los resultados oficiales del Referendo Constitucional celebrado en Bolivia el pasado domingo 21, mediante el cual se estaba consultando al electorado sobre la posibilidad de que el Presidente Evo Morales y el Vicepresidente Alvaro García Linera pudieran postularse, a fines del año 2.019 para un tercer período constitucional consecutivo.
La oposición promotora del “No”, que contó como es obvio con el apoyo descarado e injerencista del imperio, irrespetando como siempre el ordenamiento legal vigente, se ha apresurado a declararse vencedora con el apoyo mediático local e internacional, basándose en los supuestos resultados de unos “sondeos a boca de urna” que no contemplan las áreas rurales ni la votación de los migrantes en el extranjero, sectores mayoritariamente afectos a la revolución. Las fuerzas aliadas al gobierno, con base en los mismos sondeos, han venido hablando sin embargo de un empate técnico.
Lo que es claro es que de confirmarse finalmente el triunfo del “Si”, como todos estamos esperando, se trataría de un triunfo con un margen sumamente estrecho, totalmente injusto para con un equipo de gobierno que exhibe importantísimos logros en materia económica, como lo demuestra el hecho de que el PIB de Bolivia tuvo un crecimiento interanual superior al 5,1 % entre los años 2.006 y 2.0014, a pesar de la crisis financiera de 2.008 – 2.009, haciendo de Bolivia el país que más creció en América del Sur en el 2.009, en el 2.014 y en el primer semestre del 2.015 y convirtiéndolo además en el segundo país de la región con menor inflación acumulada en el período, sólo por detrás del Perú (1).
Sin embargo, la injusticia de la que estamos hablando adquiere proporciones aún mayores si tomamos en consideración que adicional a estos impactantes resultados económicos y más allá de cualquier estadística, es incontrovertible que la gestión Morales-Linera, a lo largo de estos casi 10 años de revolución, ha alcanzado metas trascendentales en la defensa de su pueblo, de la igualdad, del medio ambiente, de las poblaciones indígenas y lo más importante, ha logrado alejar a Bolivia de la inestabilidad política, social y económica en la que la habían sumido los gobiernos neoliberales anteriores a su primer mandato.
En los resultados de este referendo, cualesquiera que éstos sean finalmente, tendría mucho que ver el hecho de que hayan acudido unidas por primera vez todas las fuerzas de la contrarrevolución, pero sin duda que habrá tenido un peso decisivo el hecho de que la “ultraizquierda” boliviana haya hecho causa común por el “No”, junto a todos los factores de la contrarrevolución tutelados por el imperio.
Se trata de la “izquierda” que me ha inspirado el título de estas notas, la misma que guarda un gran parecido con la que haciendo la diferencia con su abstención en la segunda vuelta de las elecciones argentinas, llevó al inefable Mauricio Macri a la Casa Rosada, así como con la que entre nosotros, impulsando el voto nulo, amplió en forma significativa el margen de victoria de la contrarrevolución en las elecciones legislativas del pasado 06 de diciembre.
Tratando de caracterizar esta seudo izquierda de manera muy preliminar, pues éste es sólo el primero de los artículos que tengo en mente escribir sobre el tema, en el caso de la Argentina he de basarme en algunos de los conceptos emitidos por el analista político Luis Bilbao en un artículo publicado a comienzos de este mes en este mismo portal (2). Aparentemente orgulloso y en todo caso nada arrepentido de su comportamiento abstencionista en la segunda vuelta electoral argentina, el muy reputado periodista señalaba: “… no opté entre Macri o Scioli. Esas trampas de las clases dominantes son demasiado antiguas para caer en ellas y poner cara de inocente”. Es el caso de decir, como decía mi abuela: “… tanto nadar para venir a ahogarse en la orilla”. No cayó en una supuesta trampa del régimen de los Kirchner, el mismo que logró sacar a la Argentina del profundo abismo en el que la había dejado el neoliberalismo de la mano de aquel presidente imbécil que sostenía que los gobiernos de nuestra región debían sostener “relaciones carnales” con el imperio, para venir a caer en la trampa del cambio ofrecido por uno de los políticos latinoamericanos más furiosamente neoliberales y serviles a los dictados del imperio.
En Venezuela esta seudo izquierda tiene su expresión más organizada en esa minúscula escisión del PSUV de nombre “Marea Socialista”, cuyos promotores la consideran mesiánicamente llamada a rescatar “el verdadero legado de Chávez”, traicionado según ellos por nuestros líderes actuales. Sirva para caracterizarla brevemente unas declaraciones dadas al periodista de sucesos del Universal Hernán Lugo Galicia, por Gonzalo Gómez Freire, uno de sus líderes más conspicuos, en las cuales sentenciaba pocos días después de las elecciones legislativas: “Está por verse si se salva la revolución, nos acercamos al abismo”, al mismo tiempo que destacaba casi que con beneplácito que el voto nulo (estrategia asumida por la MS) era en buena medida responsable del descalabro electoral experimentado por la revolución; declaraciones que fueron ampliamente difundidas por la canalla mediática nacional, que incluso llegó a tomarlas como base para sus más trasnochados artículos premonitorios de la “inexorable caída” de la revolución (3).
Pertenece también a esa “izquierda” en Venezuela, ese abigarrado conjunto formado por altos exfuncionarios de los gobiernos de Chávez, profesores jubilados de las universidades nacionales y de otros entes públicos, políticos de la izquierda actuante en la cuarta república y demás escribidores del portal web aporrea.org, cuyo único rasgo común es el ataque despiadado al Presidente Maduro y a la legítima dirección colectiva de nuestra revolución, así como el abstenerse de tocar al imperio y a sus representantes locales, ni con el pétalo de una rosa.
Como podemos observar estos tres últimos procesos electorales, signados por retrocesos más o menos significativos de las fuerzas progresistas de cada país, tienen como factor común, además de la injerencia descarada de las fuerzas del imperio y de la contrarrevolución mundial, mediante técnicas de manipulación de masas cada vez más sofisticadas y efectivas, la actuación de estas “izquierdas” locales de las que estamos hablando, con sus vergonzantes políticas abstencionistas y votonulistas en los casos de Argentina y Venezuela, en los que estaban en juego los principales poderes del estado y con su abierta política colaboracionista en el caso de Bolivia en el cual, como los buenos pecadores impenitentes que son, han debido justificarse con el hecho de que no estaba en juego la pérdida del poder en el futuro inmediato.
Múltiples son las causas que han generado el surgimiento de estas “izquierdas”; ya tendremos ocasión de analizarlas en posteriores artículos. Por lo pronto, tengo la impresión de que a la mayoría de sus dirigentes, que han terminado por creerse muy tardíamente aquella trasnochada tesis del “Fin de la Historia”, del estadounidense de origen japonés Francys Fukuyama, les genera un profundo miedo la inevitable e inexorable perspectiva de tener que combatir militarmente contra las fuerzas del imperio.
¡Latinoamérica unida Sí, yanquis No!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(1) https://ensartaos.com.ve/2016/02/21/noticia/46679
(2) https://ensartaos.com.ve/2016/01/22/articulo/46280
(3) http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/24749-una-derrota-irreve…
Caracas, febrero 23 de 2.016
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Revista América Latina
Alerta, que se encuentra en auge en Latinoamérica una seudo izquierda que actúa como aliada vergonzante del imperio
Publicado el 26 febrero 2016 por Jmartoranoster
Carlos E. Lippo