Revista Opinión

Alerta roja!! Se destruyen las familias

Publicado el 07 septiembre 2019 por Carlosgu82

Actualmente las familias están siendo las más afectadas por las normas  impuestas por la sociedad. Los principios y valores fundamentados en las creencias religiosas prestaron buena cobertura aproximadamente hasta los años 90`s, tiempos distintos a éstos donde ya no es válido ningún argumento a de la familia creada originalmente, porque hasta corregir  los hijos puede ser catalogado como maltrato psicológico, entonces, los niños y  jóvenes han ido creando sus propias reglas y normas que difícilmente van a permitir en un futuro encontrar familias funcionales.

Podemos culpar al gobierno o  la sociedad, pero sin duda, los verdaderos culpables somos los padres que hemos permitido una invasión incontrolable de la tecnología, quien se ha convertido en un miembro más invasor de los pocos momentos en familia. Adicional a esto, nunca como hoy el hombre vive más apartado de su creador. El tiempo lo ocupa el trabajo, los placeres, las redes sociales e ideologías que traen falsas libertades. Pero aún no es tarde para  hacer un llamado de atención a cada padre y madre que aman a sus hijos y conservan una pequeña esperanza para que su descendencia reciba la fortaleza necesaria para afrontar un mundo complicado y manipulado por el enemigo de las almas.

No todo está perdido, nuestros ancestros siguieron a un Dios que vive y que sigue interesado en adoptarnos como sus hijos y regalarnos paz y salvación. Es hora entonces de recuperar el tiempo perdido, escudriñar las escrituras y comenzar a tener una relación estable con el autor de nuestros días, para que más hogares sean  transformados y las futuras  familias bendecidas. Pero que principios debemos retomar?

Para entenderlo, recordemos que al principio el Señor puso sobre el edén un hombre y una mujer que fueron bendecidos para que habitaran la tierra y se multiplicaran a su tiempo. Todos sabemos que como sucede actualmente se dejaron tentar por el enemigo de las almas. Sin embargo esto no destruyó el plan del Todopoderoso y siguió su curso con un nuevo requerimiento porque toda acción tiene una consecuencia, al hombre lo nombró el proveedor y a la mujer cuidadora y protectora de su hogar. En las siguientes historias narradas en la biblia, se habla de grandes hombres con magnos ministerios pero con deberes también para su hogar: ser proveedores y sacerdotes de su casa; estos hombres siempre estuvieron siempre acompañados de valerosas mujeres que nunca renunciaron al cuidado de su hogar ni sus hijos, respetaron a sus esposos y recibieron honor como a vaso más frágil, por lo que sus vientres engendraron hombres y mujeres que cumplieron grandes propósitos del Señor.

A pesar que las costumbres cambien, los deberes instaurados por el dueño de la vida no deben ser modificados. La obligación del esposo y padre  sigue siendo proveer comida, vestido y techo y también asumir su rol de sacerdote, quien guía y enseña la fe en el hogar.

La madre es quien cuida y vela por el bienestar de su familia dentro del hogar y es ayuda idónea para su esposo sin dejar de lado el cuidado de sus hijos.

Sin embargo estos mandatos divinos se han ido anulando. El hombre cae fácilmente en tentaciones carnales, pues anda lejos de su protector, lo que le ha costado en ocasiones perder su familia, complicar su situación económica y su estabilidad emocional. En otros casos es la mujer la que se siente poco valorada y se deja invadir por la mal entendida libertad femenina y  toma un camino que no le corresponde volviéndose proveedora de su hogar dejando a sus hijos al cuidado de otras personas o incluso solos  y entra  en un que no fue creado para ella y  que apenas le deja tiempo para velar por sus hijos como el Señor se lo ha demandado, olvidando que tiene un Padre celestial capaz de proporcionarle lo necesario si aún tuviera que caminar sola por la vida. Esta situación trae terribles consecuencias: hijos abandonados que empiezan su vida sexual antes de tiempo o se refugian en las malas amistades, en las drogas y el alcohol con consecuencias catastróficas.

Con todo lo anterior tristemente llega la disolución de las familias para luego formar hogares disfuncionales con raíz de divorcios que afectan negativamente a los hijos,  madres y padres solos que luchan diariamente por cumplir el papel del faltante, recasamientos o deciden formar otro tipo de familias en contra de los ordenanzas de  Dios y que  antes ahora y en el futuro han sido y serán castigadas: familias con dos padres o dos madres.

Si no se estuviera dando tan poca importancia a los principios y valores que Dios colocó  para que fueran obedecidos, las familias estarían preparadas para resistir tiempos tan difíciles como los que estamos viviendo.

Pero no todo está perdido:

Si un hombre creyente resiste la tentación y es fiel a su esposa e hijos, Dios le bendecirá abundantemente (Lee Salmo 1), de tal manera que su salario será suficiente para suplir las necesidades de su casa y para consentir a su esposa; la madre podría desarrollarse como la mujer virtuosa que es (Lee Proverbios 31: 10 en adelante) y los hijos se sentirían seguros y amados, disfrutarían de sana diversión familiar en respeto y armonía, y si en el trascurrir de la vida el matrimonio encuentra algún tipo de incompatibilidad de caracteres, Dios tiene el suficiente poder para obrar en la pareja que le ama y quebrantará pero restaurará su hogar y traerá mayor bendición.

Pero adicional a conseguir un hogar presente estable, es necesario ir formando el futuro de sus hijos. Padre y madre deben tomar tiempo para enseñar a su descendencia el plan y propósito de Dios para sus vidas durante su niñez, adolescencia y  juventud, buscando tiempo para hacer devocional familiar, orar en los buenos y malos momentos y asistir a una iglesia de sana doctrina, que ayude en el proceso de entender la palabra de Dios guiados por el Espíritu Santo.  La bendición que recibe la familia cuando va de la mano de Dios aún durante la más terrible tormenta sobrepasa los límites de nuestro entendimiento.

Y si ya no es posible restaurar la familia y se debe seguir solo o sola por circunstancias como infidelidad o muerte del cónyuge, ha de confiar que el futuro es mejor si no se aleja de su creador, pues Dios toma el control de su vida y proveerá para sus necesidades emocionales y materiales de tal forma que el padre o madre puede seguir cuidando cabalmente de sus hijos.

Valora todo lo posible el sacrificio de la cruz. Fue por ti y por los miembros de tu familia.  Todo lo que hagas por mantener tu hogar con las normas establecidas por Dios, beneficiará el futuro de tu descendencia hasta el final de la vida. Y aunque observes que todo alrededor se destruye, un  hogar cimentado en el Señor estará fortalecido y bendecido y continuará más allá de esta vida carnal!


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