¿Cómo llega Alexander Wienberg al mundo de las letras? ¿Existe tradición literaria en su casa?
Supongo que mi intrusión en el mundo de la literatura es la consecuencia de ser un ávido lector y una persona que disfruta contando historias. ¡Me encantan las historias! Es algo que me ha acompañado desde la infancia —con los cuentos que mi padre se inventaba para dormirme— y que continúa haciéndolo a día de hoy.
Querer o intentar escribir algo no es algo que se decida de la noche a la mañana; es un proceso que va gestándose poco a poco y que, finalmente, acaba por ganarte la batalla y por sentarte ante las teclas de una máquina de escribir o frente a la pantalla de un ordenador. El comienzo siempre es lo más duro, sin embargo, una vez que la trama te va atrayendo hacia el epicentro, ya no te suelta hasta que le das fin.
En cuanto a si hay o no tradición literaria en mi casa, ¿qué decir? Siempre he estado rodeado de libros. Mi padre, como buen profesor de literatura, tiene una basta colección de títulos que, a medida que he ido creciendo, han ido cayendo en mis manos y he ido devorando. No obstante, mis gustos y sus gustos –los de mi padre- han ido divergiendo con el paso de los años, lo cual me ha proporcionado una visión mucho más amplia del universo literario.
Cuando quiere escribir algo, ¿qué elementos consiguen poner en marcha su mente?
No puedo indicar que sea un único motivo el que pone en marcha la maquinaria. Mi imaginación trabaja constantemente, incluso cuando no estoy en pleno proceso creativo. Imaginas cómo podría ser tu vida, cómo podría ser la de otras personas, qué ocurriría si hicieses esto o lo otro… En otras ocasiones, “la inspiración” llega desde fuera de ti mismo: algo que escuchas en la televisión, un comentario inesperado de alguien que conoces… Todo suma. Y, en ese momento, es como un flash que dura un segundo: “se te enciende la bombilla”. Después se traza la línea argumental, se confecciona la psique de los personajes, las interrelaciones que se van a plantear entre los mismos, los hechos que van a suceder… Y, cuando todo esto está listo, se empieza a construir la historia desde los cimientos.
Y, en el caso concreto de Las manos de la venganza, ¿cómo surgió la historia?
En Las manos de la venganza deposité una gran parte de mi bagaje personal y era una historia que llevaba tiempo confeccionada en mi cabeza y que sólo era necesario trasladarla al papel. Por supuesto, hay que aportarle algunos detalles más, pues la vida corriente no es tan fascinante como la que viven los personajes de una novela o de una película (¿o sí?), sin embargo, considero que tanto la parte personal de la misma como la ficción integrada en la propia novela dieron lugar a un universo armonioso en el que resulta grato adentrarse.
Dígale a nuestros lectores por qué deben adentrarse en las páginas de Las manos de la venganza.
Porque para cualquier apasionado de las novelas de intriga, ésta, a mi juicio, reúne todos los ingredientes necesarios para preparar un gustoso plato en el que dejar volar los sentidos y la imaginación. Las diversas tramas que se tratan en la misma, que se cruzan y se confunden por momentos, obligarán al lector a querer pasar más páginas con el fin de conocer cómo se resuelve el conflicto planteado. Además, para acrecentar el instante del clímax de la narración, he creído conveniente introducir pequeños desafíos que los diversos personajes deberán ir superando a lo largo de todo el relato. ¿Qué se consigue con esto? Que la historia fluya y que el lector, pudiendo sentirse un observador omnisciente de la misma, quiera saber qué ocurre a continuación.
La estructura de la novela mezcla varias historias que ocurren simultáneamente. ¿Qué le llevó a elegir esa forma de presentar la trama?
Confundir al lector; sin lugar a dudas. Ésa era la premisa fundamental. Al presentar dos tramas que transcurren paralelamente a lo largo de todo el relato, que por momentos se entrecruzan y que ponen sobre la mesa a diversos sospechosos que, realmente, podrían ser los mismos para ambos casos, desentrañar el misterio antes de llegar a la última página se convierte en el verdadero desafío del lector. Es como una especie de juego psicológico: el escritor trata de llevar al lector hacia las conclusiones que quiere que saque; y el lector quiere ser más listo que el escritor y desenmascarar a los culpables antes de que éste se lo diga.
La trama de su historia es bastante cinematográfica, con elementos vistos en algunas películas de acción o terror. ¿Son referencias buscadas o casualidades?
Los clichés cinematográficos sirven para apoyar la imagen onírica que el lector se va conformando a medida que lee el relato. En realidad, cada lector proyectará en su mente una película que tiene el mismo argumento pero que es diferente de la que pueda imaginar otro. Aportándole datos y referencias cinematográficas, se ayuda a conformar un film mental que resulta menos difícil de imaginar y es más cercano, pues, en algún pequeño rincón del cerebro de ese lector, ya existirán esos datos y referencias.
Dicho lo cual, por supuesto que son referencias buscadas.
Sigamos conociendo el proceso de creación de su novela. ¿Qué fue lo más complicado de escribir?
Sin lugar a dudas, la interrelación entre los personajes.
Bajo ningún concepto quería que hubiese algún cabo suelto, lo que propició que debiera ser extremadamente cuidadoso a la hora de conformar una historia creíble entre los diversos personajes de la trama. En cualquier obra literaria, los personajes son los verdaderos motores de la misma. Es por ello que se les debe tener un respeto extremo y tratarlos como si fueran entes reales que viven y respiran por sí mismos. Además, cada uno debe presentar diversos rasgos de personalidad distintivos, lo que conlleva tener que afrontar una misma situación desde puntos de vista que pudieran ser completamente antagónicos. Observar esa diferencia a la hora de vivir una misma experiencia, también resulta difícil, pues el escritor debe abandonar su propio egocentrismo para adentrarse en unas psiques que pudieran no parecerse en nada a la suya. Es algo así como preparar diversos papeles para una misma obra de teatro: durante un segundo debes ser leal, valiente, confiado…; al otro, mísero, deleznable y odioso… Lo cual, dicho sea de paso, al margen de la propia complicación, resulta divertido.
¿Y lo más sencillo, si lo hubo?
Creo que lo más sencillo, para cualquier escritor, es sentarse a escribir. No requiere esfuerzo; es más, es como acudir a una especie de terapia gratuita en la que se puede decir todo lo que se quiera sin el más mínimo temor a ser juzgado. Tener ganas de escribir y poder hacerlo no sólo es sencillo, sino que además es un placer.
¿Sabrías decirnos, más o menos, cuánto tiempo le llevó escribir la novela? ¿Lo hizo del tirón o hubo algún tipo de parón?
El tiempo total, entre redacción y revisión de la misma, fue de aproximadamente un año. En mi caso particular, siempre del tirón. Las historias suelen atraparme y me cuesta mucho no sentarme a escribir durante un día o tener que dejar algo pendiente por falta de tiempo. Por ello, siempre encuentro un momento para dedicarle a la novela o al relato que tengo entre manos. Es más, considero que los parones son contraproducentes, pues se olvidan datos importantes y te alejan de la trama en cuestión. Por ello, cuando un pasaje difícil aparece en escena, uno de esos en los que, tras varias horas frente al teclado, sólo has conseguido escribir un par de oraciones, es necesario perseverar. Al final, siempre aparece la luz al final del túnel, pero hay que tender los puentes precisos para que esto ocurra.
Es habitual que, una vez acabada la novela, los escritores dejen reposar la novela antes de corregirla. ¿Es usted ese tipo de autores o de los que pasa la tarea de corrección a un familiar o agente literario?
Antes dejaba reposar las novelas que escribía, lo cual terminaba convirtiéndose en una condena a cadena perpetua en el cajón en el que habían sido depositadas. Ahora ya no lo hago. Imprimo varias copias y se las entrego a algunos familiares y amigos para que me den su sincera opinión. Al mismo tiempo, releo todo el escrito y hago todas las anotaciones que considero oportunas, corrijo los errores que pudieran ir surgiendo y, lo peor de todo, me devano los sesos en cómo escribir algunas frases que no han quedado como a mí me gustaría. El resultado, primeramente, debe convencerme a mí mismo (y soy muy exigente conmigo mismo). Una vez que esto es así, estoy abierto a todas las sugerencias que mis lectores cero pudieran plantearme.
Después llega la hora de la publicación. ¿Cómo valora su colaboración con la Editorial Alentia?
Por el momento, no tengo queja. Es cierto que no corren buenos tiempos para los libros, ni para la literatura, ni para la cultura en general. El número de lectores ha descendido considerablemente en los últimos años, lo cual va en detrimento del propio producto en cuestión, de las editoriales y de los propios autores. No obstante, poco a poco, se va consiguiendo llegar, cada vez, a más gente. Y eso es mérito de la editorial, la cual sé que lucha por conseguir a los mejores distribuidores, los mejores puntos de venta, los mejores lugares en los que llevar a cabo las presentaciones y firmas de libros… Además, en lo referente a mi obra, siempre han sido sinceros y muy críticos constructivos, lo cual es de agradecer ya que ayuda a mejorar como escritor.
Una vez que publica la novela es la hora de los lectores. ¿Ha conseguido la respuesta que esperabas?
Sé que la novela está teniendo buenas críticas y que, en general, a la gente le está gustando. No obstante, y como resulta comprensible, uno siempre quiere más. Y no por amasar grandes sumas de dinero (porque, a día de hoy, vivir de la literatura es una auténtica quimera), sino por dar a conocer tu obra y que ésta llegue cada vez a más personas. Así que, de algún modo, podría decirse que estoy en proceso de conseguir la respuesta que esperaba.
Las redes sociales han facilitado el contacto escritor-lectores. ¿Le han llegado muchas opiniones de los lectores? ¿Qué le están diciendo?
La verdad es que sí, y se lo agradezco muchísimo por tomarse la molestia, no sólo de leer el libro, sino de hacerme llegar su opinión sobre el mismo. Voy incluyéndolas en mi página web para que estén disponibles para todo el mundo que quiera consultarlas y hacerse una idea de qué puede esperar de la novela.
En líneas generales, la acogida que ha tenido ha sido buena y muchos lectores y lectoras me han enviado muy agradables opiniones y reseñas sobre la misma. Espero poder seguir recibiéndolas e invito a todo aquel que deseé hacerlo a que me la haga llegar, pues será recibida de muy buen grado.
Para concluir la entrevista, nos gustaría que recomendara un libro a nuestros lectores.
¿Uno sólo? Imposible; existen demasiados buenos libros. Misery, It, La larga marcha, 22/11/63, Mr. Mercedes, Todo oscuro, sin estrellas, de Stephen King me encantaron, pero también El tribunal de las almas, de Donato Carrisi; Acosado, de Wulf Dorn; Un extraño en mi tumba, de Margaret Millar; A sangre fría, de Truman Capote; Olvido, de Peter Abrahams… Cada lector debe investigar y tener la mente abierta a obras de las que no ha oído hablar o a autores poco conocidos, pues, en ocasiones, se pueden encontrar verdaderos tesoros literarios que uno jamás imaginaría que existen.