«Se lee como la mejor novela de aventuras»
«Para desentrañar el misterio de la vida de Alexandra David-Neel, Laure Dominique Agniel ha devuelto su lugar a Philippe, el esposo, el amigo, el confidente, el único con quien la más famosa de las exploradoras dejó caer la máscara»
No es la primera vez que la editorial Península publica un libro en el que Alexandra David-Neel (Saint-Mandé, 24 de octubre de 1868-Digne-les-Bains, 8 de septiembre de 1969) es protagonista, pues hace más de veinte años publicó Mi Viaje a Lhasa en colaboración con Altair; ni el primer libro publicado sobre la vida de Alexandra David-Neel pues no debemos olvidarnos de Un destino luminoso de Jean Chalon que publicó Mondadori, ni de la biografía que escribió Ruth Middleton de nuestra heroína y que publicó Circe.
El primer libro que leí de Alexandra David-Neel fue Místicos y Magos del Tibet en una edición que publicó la Editorial Espasa Calpe Argentina con una traducción de la también feminista Rosa Spottorno esposa del filósofo José Ortega y Gasset.
Pero la edición de Laure Dominique Agniel que publica la Editorial Península es en cierta medida distinta. Está basada en las cartas que Alexandra envió a su marido durante los catorce años que estuvo en Asia. En India llegó a conocer a Aurobindo Ghose que llegó a convertirse en uno de los mayores gurús indios con el nombre de Sri Aurobindo y cuyo magnetismo la impresionó. Viaja a Sikkim al norte de la India y en Kalimpong conocerá a un personaje diferente: a Thubten Gyatso decimotercer dalái lama en persona. Llegó a dominar el tibetano tanto en su forma hablada como escrita y un gomchen (maestro lama tibetano) del monasterio de Kumbun le pone un nombre tibetano que a ella le parece grandilocuente… Yishé Tön-Me, que significa ‘lámpara de sabiduría‘.
Podría contar muchas anécdotas que la pasaron pero prefiero que lean el libro, pues es tan interesante que se lee como la mejor novela de aventuras. Su viaje a Lasa es digno de la mejor película.
Para desentrañar el misterio de la vida de esta increíble mujer, hay un hito, un hilo común al que Laure Dominique Agniel le devuelve su lugar: su esposo, Philippe. El amigo, el confidente, el único con quien deja caer la máscara.
Las miles de cartas a su esposo nos iluminan en su incesante búsqueda de libertad durante los 101 años de su existencia. Los diferentes nombres que ha llevado traducen este viaje de autoinvención: nacida como Alexandra David, asocia el nombre de su esposo con el de ella para firmar su trabajo Alexandra David-Neel.
Lamentablemente las cartas que Philippe escribió a Alexandra se perdieron en uno de los múltiples traslados.
“Viajar, al igual que estudiar, supone firmar un largo contrato con la juventud. A mi modo de ver, no existe fuente de la juventud tan eficaz como esas dos cosas combinadas: viaje y actividad intelectual.” [Pág. 148]
Tengo que decir que Alexandra tenía cien años cuando renovó su pasaporte por si acaso…
«Ocho meses de peregrinaciones, llevadas a cabo en condiciones insólitas, a través de regiones en gran parte sin explorar, no pueden contarse en doscientas o trescientas páginas. un auténtico diario de viaje exigiría varios volúmenes. No hay aquí, pues, más que un resumen de los episodios que me parecen más significativos para despertar el interés de los lectores y darles una idea de las regiones que recorrí como una vagabunda tibetana y llegué a conocer íntimamente.»
Así comienza Mi viaje a Lhasa, sin dudad alguna el libro más famoso de Alexandra David-Néel que disfrazada con un traje de peregrino y con aspecto de mendigo, acompañada por su fiel hijo adoptivo, el lama Yongden, fue en 1924 la primera europea que tuvo acceso a la hermética capital del Tibet.
Sinopsis de la editorial.
Orientalista, tibetóloga, cantante de ópera, pianista, compositora, feminista, periodista, anarquista, escritora, exploradora y budista son solo algunos de los adjetivos que describen a la francesa Alexandra David-Neel, una de las viajeras más célebres de todos los tiempos y la primera mujer europea que consiguió entrar —disfrazada de mendiga— en Lhasa, la capital del Tíbet, en una época en la que los extranjeros tenían la entrada prohibida a la ciudad santa tibetana.
Nacida en 1868, los casi 101 años de Alexandra fueron intensos y llenos de una insaciable necesidad de aventura en los que no había lugar para el papel tradicional de madre, aunque sí para un personaje central en su vida: su marido, Philippe, con quien se casó a regañadientes pero al que amó durante las cuatro décadas de su matrimonio. Independiente y viajera infatigable, su espíritu libre e inquieto la llevó a recorrer tantos países como pudo y a escribir más de cincuenta libros acerca de religiones orientales, filosofía y narraciones de sus viajes, y no dudó en renovar su pasaporte al cumplir los cien años; quizá quedaba alguna aventura por vivir.
Lee y disfruta de un fragmento del libro.
La autora:
Laure Dominique Agniel ha seguido la huella de la exploradora desde el Tíbet hasta Nepal, de la India a China. Ha realizado una serie de documentales sobre Alexandra David-Neel para France Culture y asimismo es autora de Gauguin aux Marquises (Tallandier, 2016).
El libro:
Alexandra David-Neel. Exploradora y feminista (título original: Alexandra David-Neel, 2018) ha sido publicado por Ediciones Península en su Colección Huellas. Traducción de Rosa Alapont Calderaro, 2020. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 215 páginas.
Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.
Como complemento voy a poner dos vídeos. El primero es una grabación impresionante realizada en el mismo año en que falleció, en 1969.
El segundo vídeo esta realizado por la UNED y María Teresa Román profesora titular de filosofía en la UNED charla conel escritor Jesús Callejo.
Para saber más:
https://www.alexandra-david-neel.fr/
Alexandra David-Néel en Wikipedia.