Dicho esto, la Nati se quedó mirando amenazadoramente un tocinillo de cielo. Cuando consideró que ya lo había amedrentado lo suficiente, se abalanzó impúdicamente sobre él. El pobre tocinillo opuso toda la resistencia posible, consistente, sobre todo, en quedarse adherido a la cenefa de papel que aparentemente lo protegía, pero, al final, acabó entre sus fauces.
-Humm... Me pueden. Los tocinillos es que me pueden...
Alexis Ravelo sitúa la acción de esta su primera novela en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Su protagonista es un hombre algo desengañado de la vida; se llama Eladio Monroy y está ya retirado de la profesión de marino mercante. Vive de la pensión y un poco de pequeños trabajillos en negro que le van ayudando a sobrellevar la vida: chofer y guardaespaldas para hombres de negocio de vez en cuando, vendedor de cámaras de fotos y video que le consigue su amigo Hanif, hindú de la calle Ripoche, o cumplir encargos como el que llena el grueso de la novela: entregar una cantidad de dinero a un extorsionador a cambio del objeto o los objetos motivo de tal extorsión.
Según discurre la acción vamos conociendo la vida y la manera de vivirla de este antiguo jefe de máquinas de la marina mercante: está divorciado de Ana Mari que ahora tiene por pareja a un prohombre de la localidad, Ernesto García Medina; es amigo de sus vecinos, en especial de Matías, hombre mayor que se preocupa por él lo que le ocasionará más de un problema; su amiga especial es Gloria que vive en el mismo edificio y que regenta una librería gracias a lo cual Eladio tiene siempre buenas lecturas en casa; y además de su hija Paula que Eladio siempre tiene en su pensamiento aunque no la vea desde hace muchos años por culpa de las malas artes de su ex, están los amigos del bar Casablanca regentado por Casimiro y al que acude puntual todos los días Pachi, el del taller de coches que ayudará a Eladio a cumplir la promesa que le hizo a Dudú, un senegalés explotado por otros y cuya verdadera profesión y conocimientos pertenecen al campo del motor.
Frente a todo este grupo ingente de seres humanos están los policías que Eladio conoce: Déniz y Silva, y otros más jovencitos que ya no conoce tanto como Pérez y Alonso (' Hernández y Fernández ' los llama para sus adentros con gran sentido del humor el mismísimo Monroy). También Roque, Paco Ríos....
La novela es una lectura que engancha desde la primera página. A mí me ha gustado mucho entre otras muchas cosas por transcurrir en esta ciudad grancanaria donde nació y vive el novelista y en la que yo tuve la suerte de vivir durante tres años al inicio del último cuarto del siglo XX cuando la juventud me tenía conquistado. Descubrir esta ciudad con los primeros dineros ganados en el ejercicio de la profesión supuso para mí todo un cúmulo de magníficas experiencias personales. Alguien podría argüir que así, claro, es normal que me haya gustado pues ya venía predispuesto a ello. Sí, bueno, cierto es que tenía predisposición favorable, pero ¿cuántas veces lo esperado no responde a las expectativas? Pues en esta ocasión las mismas afortunadamente se han cumplido a plena satisfacción. Consecuencia: seguiré leyendo la saga y otras novelas más actuales del autor.
El género de la novela negra al que pertenece el relato leído nació de la mano de Hammett y Chandler; fueron ellos los que establecieron las características del mismo. Sus novelas transcurren la mayoría de las veces en populosas ciudades norteamericanas pues el cosmopolitismo es seña de identidad de estas narraciones. Por eso cuando Eladio Monroy conduce el Audi 4 que ponen a su disposición para que pasee por Las Palmas a José Luis Ortiz de Guzmán, industrial peninsular, director general de MACOINSA, que viene a cerrar un negocio, cabría preguntarse si esa característica del cosmopolitismo inherente al género queda debidamente representado. Respuesta: Naturalmente que sí; y en mi opinión no había necesidad alguna de que el propio Alexis Ravelo en la 'Nota del autor' que incluye al final de la obra formulara una especie de disculpa o aclaración:
que nadie atribuya a un mal entendido localismo el hecho de que esta novela transcurra en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Podría haber transcurrido en cualquier otra ciudad. Cualquier ciudad es buena para una novela negra. [...] Da igual dónde se desarrolle la historia, porque la maldad, los poderosos y sus víctimas son iguales en todos lados .
Totalmente de acuerdo, Alexis; pero es que yo añadiría que Las Palmas es una ciudad cosmopolita por sí misma como lo son muchas otras ciudades portuarias, en este caso con esa zona del Puerto, la cercana Plaza de Santa Catalina y esas calles adyacentes como la de Ripoche que aparece en el relato donde todo es posible porque todo puede suceder habida cuenta de ese maremágnum de seres venidos de todas partes y de todos los pelajes habidos y por haber que circula por la zona. Sí, el cosmopolitismo de esta ciudad es innegable.
Pero sin embargo el novelista que en su narración incorpora muchas de las características que aparecen en las novelas de los fundadores del género (bajos fondos, corrupción, erotismo, alcohol y tabaco consumido en cantidad alta, crítica social...) opta por construir un relato más insular, más canarión, si utilizamos el término local usado para designar a los naturales de la isla de Gran Canaria. Tan sólo es con ese oscuro personaje peninsular al que Eladio hace de chofer y guardaespaldas que la narración se aleja levísimamente de la isla; el resto de la historia transcurre dentro de la sociedad canariona. Como bien comenta el propio escritor la maldad de los poderosos y sus víctimas son iguales en todos lados .
En la trama la corrupción de algunos miembros policiales se une a la hipocresía moral de los poderosos, temerosos de que iniquidades practicadas en la intimidad sean de dominio público. Este es el gran asunto de la novela. Eladio Monroy es contratado por su ex Ana Mari y la pareja de ésta, el prohombre local Ernesto García Medina, para que recupere un material con el que están siendo extorsionados. Eladio recibirá un buen dinero por los servicios si todo acaba bien y además podrá ver a su hija Paula que se encuentra estudiando en Salamanca.
Poco más se puede decir de esta historia sin destrozar el placer del lector. Sólo avisar de que el contenido en algunos momentos puede resultar fuerte para ciertos lectores más sensibles y poco conocedores de los derroteros por los que discurre la actual novela negra española.
Muchísimas cosas me han gustado de "Tres funerales para Eladio Monroy". De entre ellas destacaría el desarrollo psicológico de los personajes, en especial del propio Eladio Monroy, pero también de su amiga Gloria. Luego veo como elemento sobresaliente la manera natural y muy auténtica de mostrar la vida de los humildes: de Pachi, el mecánico de coches que deja a deber a Casimiro el cortadito que todos los días se toma hasta que este un día Casi se harta; de Dudú, el senegalés cuyas capacidades no le son valoradas hasta que Monroy habla de él a Pachi; de Roque, parado de 40 años que vive de las chapuzas que le salen como la que Eladio le encargará; del propio Casimiro, el propietario del bar Casablanca; de Matías, jubilado desprendido y gran amigo de Eladio; de la Nati ( Isadora), madame de una casa de prostitución; etc...
No se puede dejar de señalar -de hecho el propio autor ya se encarga de ello en la citada ' Nota del autor'- la curiosa manera de dar título a los capítulos. Alexis Ravelo dice allí: " Como el atento lector habrá notado, el título de cada capítulo pertenece a una cita literaria ". Y añade, con gran sentido del humor, que " ya que el lector es tan atento, le propongo el juego de de dejar a su elección la atribución a su respectivo autor de cada una de las citas ". Como se comprenderá no lo he hecho; me he conformado con comprobar que estos títulos siempre figuran al final de los capítulos respectivos como colofón de los mismos. A mí me ha recordado un poco a esos ejercicios de escritura propios de las escuelas de narrativa en los que se da una frase con la que es obligatorio cerrar la narración. De cualquier manera me ha gustado y parecido de cierto interés.
De muchísimo más interés me ha resultado observar la serie de alusiones a personajes literarios, títulos y/o autores de la literatura española y universal esparcidos por aquí y por allá, lo que demuestra la buena mochila de lecturas y conocimientos que el novelista porta a sus espaldas. En especial me encanta la reflexión que el propio protagonista del relato hace sobre la soledad que le ha acompañado a lo largo de su vida profesional en el mar y el porqué no iba a tener derecho esta soledad a convertirse en materia literaria como tantas otras:
" La de los capitanes. Eso sí que había dado literatura. Desde Homero a Conrad. Y en medio, Stevenson, Melville. Quién sabe cuántos más. Pero el maquinista... La soledad de Lear. La del astronauta. Una versión de la del capitán. Más espectacular. Pero luego, la soledad de Hölderlin. La soledad de Pessoa. La de Mishima. La soledad de José K. La soledad de Mersault. La de Roquentin. La soledad de Giovanni Drogo. La de Morel. "
Pero sobre todo como digo al principio de esta reseña me ha encantado caminar por la ciudad de Las Palmas junto a los personajes de ficción. Por motivos personales, al haberla frecuentado bastante durante mi ya lejana estancia allí, me gusta este fragmento donde la pulsión de la ciudad, viva y real, se percibe
" Eladio padecía aquel clima sofocante sentado en un banco de la alameda de Colón. Enfrente, ante el edificio del Gabinete Literario y la terraza del hotel Madrid, el busto de Bartolomé Cairasco de Figueroa se sacrificaba estoicamente al calor, al polvo y a las sempiternas cagadas de paloma. Hasta los pájaros que solían combar las ramas se habían callado. Sólo de vez en cuando algún turismo o algún taxi vacío pasaba por el cruce con la calle Muro y se perdía por General Bravo "
Una ciudad que como todas, y más en las novelas negras, tiene bajos fondos, zonas oscuras, alcantarillas... que el investigador ha de visitar por necesidad del trabajo que realiza:
[ Eladio necesitaba] " hacer algo que le quitara aquella sensación de suciedad. Que le librase de aquel olor a podredumbre. La peste a puticlub, a extorsión, a pornografía, a doble moral y vicios capaces de escandalizar a un proxeneta, enmascarados tras una casa grande de cojones y una posición social sólida y envidiada. "
Sí, he disfrutado mucho con esta su primera novela negra, a su vez primera entrega de la serie de Eladio Monroy. Y pienso seguir haciéndolo pues no tardando mucho seguiré con la segunda de la tetralogía titulada "Sólo los muertos"; eso si no se pone por delante de ella "Los milagros prohibidos" del año 2017 que acabo de sacar de la biblioteca pública. En fin, como suele decirse, seguiremos informando 😜😂😄
Reelaboradas a partir de la solapa de su novela Unas notas sobre el autor ("Los milagros prohibidos" que ahora estoy leyendo)
Alexis Ravelo nace en Las Palmas de Gran Canaria en 1971. Cursó estudios de Filosofía <pura y asistió a talleres creativos impartidos por Mario Merlino, Augusto Monterroso y Alfredo Bryce Echenique. Es dramaturgo, autor de tres libros de relatos y de varios libros infantiles y juveniles. Ha irrumpido con fuerza en el panorama narrativo actual con sus novelas negras que como digo en esta reseña han merecido, entre otros varios reconocimientos, el Premio Hammett a la mejor novela negra por "La estrategia del pequinés" (2013).
Los títulos de sus novelas son los siguientes:
- Tres funerales para Eladio Monroy[Eladio Monroy 1], Anroart, 2006.
- La noche de piedra (La iniquidad I), Anroart, 2007.
- Sólo los muertos [Eladio Monroy 2], Anroart, 2008.
- Los días de mercurio (La iniquidad II), Anroart, 2010.
- Los tipos duros no leen poesía [Eladio Monroy 3], Anroart, 2011.
- Morir despacio [Eladio Monroy 4], Anroart, 2012.
- La estrategia del pequinés, Alrevés, 2013.
- La última tumba, EDAF, 2013.
- Las flores no sangran, Alrevés 2015.
- La otra vida de Ned Blackbird, Siruela, 2016.
- Los milagros prohibidos, Siruela, 2017.
- El peor de los tiempos [Eladio Monroy 5], Alrevés, 2017.
- La ceguera del cangrejo, Siruela, 2019.
- Un tío con una bolsa en la cabeza, Siruela, 2020