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A rey muerto, rey puesto. En este caso a ministra dimitida, Ana Mato, otro le gana la partida, Alfonso Alonso. De esta manera, el Gobierno ya tiene el puesto cubierto en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Un respiro de tranquilidad para el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, o tal vez no. El nuevo ministro de Sanidad ha tenido sus más y sus menos con algún que otro turbio asunto en su pasado.
Tras la dimisión de la ya exministra de Sanidad, Ana Mato, alguien tenía que ocupar el lugar con celeridad. Hay que seguir con el "buen trabajo" que se estaba haciendo hasta ahora con la sanidad pública en España. Como si de Dios mismos se tratara, Mariano Rajoy ha señalado que el alma cándida que siga con este ejemplo sea el actual portavoz parlamentario del PP, exalcalde de Vitoria y político que no tiene ningunos estudios relacionados con la Medicina y la sanidad en general, Alfonso Alonso.
Pero todos sabemos que no es oro todo lo que reluce. Alfonso Alonso tampoco va a ser una excepción. El nuevo ministro de Sanidad también tiene unas cuantos asuntos que prefiere olvidar. Lo que ocurre es que las hemerotecas y los ciudadanos de este país no olvidan fácilmente.
En 2005, Alfonso Alonso como alcalde de Vitoria quiso construír la nueva Plaza de Toros y el Auditorio de la Senda de Navarro Baldeweg. Un proyecto que además tendría un aparcamiento subterráneo y un gran espacio público. Además, el Ayuntamiento tendría que pagar 7,3 millones de euros en metálico a FCC, que ganó el concurso público convocado por el Ayuntamiento, y por su competidora Urco Urbasa. A cambio el Ayuntamiento permitió edificar y vender de forma libre 98 pisos, más de cien de apartamentos tutelados para mayores y 15.000 metros cuadrados de oficinas y comercios. Las viviendas se venderían por valor de más de 600.000 euros cada una.
Lo que han conseguido los vitorianos es 2,6 millones de euros tirados a la basura en los estudios previos del Auditorio, una Plaza de Toros mucho más austera de lo proyectado y 700.000 euros gastados hasta el momento para arreglar deficiencias como las del parking del Iradier Arena que tiene el privilegio de tener una cascada natural de agua, con enormes filtraciones ocasionadas por las lluvias y que provoca que cada vez que llueva este se inunde.
Con el centro comercial El Boulevard, tres cuartos de lo mismo. En 1997 un grupo de minoristas vitorianos iniciaron las gestiones para promoverlo. En el año 2000, Alfonso Alonso predispuso la firma de un acuerdo con Sidenor y tres promotores agrupados en una sociedad: Eroski, ING Real State e Inalco. En 2003 se inauguró y, ¡oh sorpresa! al poco tiempo El Boulevard se vende por 166 millones de euros cuando este les había costado 81 millones ponerlo en pie. El Gobierno de Alonso se llevó la medalla de inaugurarlo y la ciudad se quedó con cara de tonta al no ver ni un solo euro de esta ganga.
Después de una comisión de investigación por parte del Ayuntamiento, el Tribunal Vasco de Cuentas concluyó que Alfonso Alonso no había garantizado a la ciudad parte de los beneficios de la operación de venta y que, además, el proyecto no había cumplido con su objetivo de apoyar al comercio local. Por lo que la cara de tonto pasó de la ciudad al propio Alonso. Todo un experto en los negocios.
En 2007 llega otra bomba "alonsista". El expresidente del Deportivo Alavés Gonzalo Antón alquiló al Ayuntamiento de Vitoria unos locales propiedad del primero. Alonso y el empresario acuerdan como buenos amigos un alquiler por 20 años. Pero este contrato se blinda de la siguientes manera: si el Ayuntamiento quisiera ahora abandonar el local tendría que pagar a Antón los 20 años de alquiler íntegros.
Así que los vitorianos van a tener que pagar los 7 millones de euros hasta que se acabe el contrato de arrendamiento con el empresario. Por si fuera poco, la actualización anual del alquiler es de entre el IPC+4% y el IPC+9%, también por contrato. En total un alquiler que comenzó en 2007 al pago de 12.500 euros al mes más IVA, y que ahora se está pagando 49.257 euros todos los meses, cuatro veces más que el precio que se acordó en 2007. Todo un despilfarro de dinero que podría ser utilizado para asuntos más serios y preocupantes en Vitoria.
El hombre que dijo que "nosotros estamos aflorando los casos de corrupción", el que comentó a viva voz que "pagamos a los parados de Zapatero",el que tiene un currículum de meteduras de pata que le llegan hasta el cuello, se ha hecho mayor y lo han nombrado ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Si en este ministerio va a hacer lo mismo que ha hecho con la ciudad de Vitoria, apaga y vámonos. Y que Dios nos pille confesados.
Tras la dimisión de la ya exministra de Sanidad, Ana Mato, alguien tenía que ocupar el lugar con celeridad. Hay que seguir con el "buen trabajo" que se estaba haciendo hasta ahora con la sanidad pública en España. Como si de Dios mismos se tratara, Mariano Rajoy ha señalado que el alma cándida que siga con este ejemplo sea el actual portavoz parlamentario del PP, exalcalde de Vitoria y político que no tiene ningunos estudios relacionados con la Medicina y la sanidad en general, Alfonso Alonso.
Pero todos sabemos que no es oro todo lo que reluce. Alfonso Alonso tampoco va a ser una excepción. El nuevo ministro de Sanidad también tiene unas cuantos asuntos que prefiere olvidar. Lo que ocurre es que las hemerotecas y los ciudadanos de este país no olvidan fácilmente.
En 2005, Alfonso Alonso como alcalde de Vitoria quiso construír la nueva Plaza de Toros y el Auditorio de la Senda de Navarro Baldeweg. Un proyecto que además tendría un aparcamiento subterráneo y un gran espacio público. Además, el Ayuntamiento tendría que pagar 7,3 millones de euros en metálico a FCC, que ganó el concurso público convocado por el Ayuntamiento, y por su competidora Urco Urbasa. A cambio el Ayuntamiento permitió edificar y vender de forma libre 98 pisos, más de cien de apartamentos tutelados para mayores y 15.000 metros cuadrados de oficinas y comercios. Las viviendas se venderían por valor de más de 600.000 euros cada una.
Lo que han conseguido los vitorianos es 2,6 millones de euros tirados a la basura en los estudios previos del Auditorio, una Plaza de Toros mucho más austera de lo proyectado y 700.000 euros gastados hasta el momento para arreglar deficiencias como las del parking del Iradier Arena que tiene el privilegio de tener una cascada natural de agua, con enormes filtraciones ocasionadas por las lluvias y que provoca que cada vez que llueva este se inunde.
Con el centro comercial El Boulevard, tres cuartos de lo mismo. En 1997 un grupo de minoristas vitorianos iniciaron las gestiones para promoverlo. En el año 2000, Alfonso Alonso predispuso la firma de un acuerdo con Sidenor y tres promotores agrupados en una sociedad: Eroski, ING Real State e Inalco. En 2003 se inauguró y, ¡oh sorpresa! al poco tiempo El Boulevard se vende por 166 millones de euros cuando este les había costado 81 millones ponerlo en pie. El Gobierno de Alonso se llevó la medalla de inaugurarlo y la ciudad se quedó con cara de tonta al no ver ni un solo euro de esta ganga.
Después de una comisión de investigación por parte del Ayuntamiento, el Tribunal Vasco de Cuentas concluyó que Alfonso Alonso no había garantizado a la ciudad parte de los beneficios de la operación de venta y que, además, el proyecto no había cumplido con su objetivo de apoyar al comercio local. Por lo que la cara de tonto pasó de la ciudad al propio Alonso. Todo un experto en los negocios.
En 2007 llega otra bomba "alonsista". El expresidente del Deportivo Alavés Gonzalo Antón alquiló al Ayuntamiento de Vitoria unos locales propiedad del primero. Alonso y el empresario acuerdan como buenos amigos un alquiler por 20 años. Pero este contrato se blinda de la siguientes manera: si el Ayuntamiento quisiera ahora abandonar el local tendría que pagar a Antón los 20 años de alquiler íntegros.
Así que los vitorianos van a tener que pagar los 7 millones de euros hasta que se acabe el contrato de arrendamiento con el empresario. Por si fuera poco, la actualización anual del alquiler es de entre el IPC+4% y el IPC+9%, también por contrato. En total un alquiler que comenzó en 2007 al pago de 12.500 euros al mes más IVA, y que ahora se está pagando 49.257 euros todos los meses, cuatro veces más que el precio que se acordó en 2007. Todo un despilfarro de dinero que podría ser utilizado para asuntos más serios y preocupantes en Vitoria.
El hombre que dijo que "nosotros estamos aflorando los casos de corrupción", el que comentó a viva voz que "pagamos a los parados de Zapatero",el que tiene un currículum de meteduras de pata que le llegan hasta el cuello, se ha hecho mayor y lo han nombrado ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Si en este ministerio va a hacer lo mismo que ha hecho con la ciudad de Vitoria, apaga y vámonos. Y que Dios nos pille confesados.
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