Revista Sociedad

Alfredo Guevara sigue filmando en el firmamento

Publicado el 21 abril 2013 por Rosabaez @LaPolillaCubana


Por Winston Orrillo

Alfredo Guevara sigue filmando en el firmamento
Era un arquetipo de intelectual revolucionario: combativo y combatiente y, a la vez, paradigma de la tolerancia, de la amabilidad, de la simpatía que, gota a gota, cuadro a cuadro, fue filmando en  la gran secuencia, el gran episodio épico de la Revolución en el Primer Territorio Libre en América, en esa Cuba que él nos ayudo a amar, con esa primera obligación que es el conocimiento.

Porque el cine, que el creó y difundió en el ICAIC, se propuso nada más que eso: abrir los ojos del mundo entero hacia el espectáculo inédito de una revolución -la primera y única- socialista en nuestra lengua plural.

Y pluralidad fue, precisamente, lo que Alfredo nos enseñó en esa labor pionera de integrar, en imágenes indelebles, el mundo multiforme de la Revolución Socialista, martiana, fidelista y, al fin y al cabo, tan originalmente nuestra como la guayaba y el mojito, como las Cargas al Machete o esas mujeres impertérritas que fueron asomando sus rostros -para no borrarse jamás- y que se quedaron en nuestras retinas asombradas.

Alfredo Guevara fue uno de esos creadores silenciosos, cuyos pasos inconsútiles aún se seguirán oyendo, en los estudios del ICAIC y donde una cámara este aprehendiendo las imágenes de las revoluciones que nacieron a partir de ésta: porque cuando nosotros pensamos en las imágenes primigenias de aquellos años aurorales y en los más recientes, siempre, permanente, con ese saco que sabía ponerse encima de sus hombros, y esa mirada profunda que sabía darnos una lección de tolerancia, de apertura, a pesar de que su fidelismo -que implica fidelidad a los principios y al eviterno Comandante en Jefe- era a toda prueba.

Alfredo Guevara es esa raíz que, hoy en día, el Cine Cubano puede ofrecer a un mundo multipolar pero siempre basado en el contenido abierto y cada vez más esclarecido y esclarecedor que se da, en especial, cada mes de diciembre, cuando, en La Habana, confluyen las voces multiformes de las cinematografías del mundo entero en ese Festival, creado por él, y que, con toda seguridad, ha de llevar su nombre inmortal, cuando en realidad siempre lo tuvo.


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