Acabo de bajar un puesto en el ranking de ebuzzing, así que por una parte me resigno: "El Señor me lo dio y el Señor me lo quitó. Bendito sea su santo nombre", y por otra me relajo, desciendo un par de peldaños de la escala cultureta en el post de hoy y voy a un tema de cajón. Lo siento. No estoy para teoría arquitectónica. No estoy de humor. Dejadme en paz. (Snif).
El Hotel Algarrobico es uno de los iconos de la España del milagro inmobiliario, del País de las Maravillas, del Vivalavirgen, de las carreras contrarreloj de peladores de cigalas, de catas de vinos (con gaseosa) de más de cien euros la botella, de puracos habanos cohiba y/o montecristo, de las traductoras rumanas, de las flotas de audis, bemeúves, jáguares y porsches (pronúnciese pooorsh).
Edificado con un par. Bueno, con muchos pares: Ahí los ponen encima de la mesa alcalde, concejales, presidente de la comunidad, ministro de Medio Ambiente, consejeros, técnicos... Ejemplo palmario del Bóquépassa y del Chicotraeotradecaviarperodelbuenobueno.
Fue construido (ya digo, con varios pares) en la playa del Algarrobico, costa de Carboneras, Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar. (¿Parque Natural? ¡Pero si estaba todo desértico! ¡Si estaba mu soso! ¡Si lo que estaba pidiendo a gritos era un bunga-bunga que lo pusiera en órbita!).
Esta casita rural de 411 habitaciones y nosécuántas plantas (pero escalonadas para no causar impacto) iba a estar acompañada por otros ocho hoteles de... ¡síííi! ¡de lujoooo!, miles de chalés y apartamentos y... ¡síííi! ¡un campo de goooolf!
(Por Dios: El golf. Qué cansinos con el golf).
Se ha hablado mucho de este hotel, de este atropello, de este horror, pero creo que no se ha dicho lo más importante: ¡Y es que es muy malo! ¡Muy malo!
¿A quién se le ocurriría pasar unos días de vacaciones en ese sitio? Por muy ciego que esté uno con el golf, por muy alienado que le hayan dejado con tanta retahila de chorradas fantásticas, ¿quién hace una reserva en ese sitio? ¡Madre mía, qué adefesio!
A mí me dicen que la casa de la cascada está edificada en un Parque Nacional y que hace peligrar al somormujo cabezón y digo... pues pobre somormujo cabezón. Igual es que ya le había llegado su hora. Qué se le va a hacer.
¿Pero esto? Esto no es de recibo ni en una urbanización legal. Qué horror de urbanizaciones, qué horror de costa española, de las más feas del mundo. Qué horterada, qué pocerismo. Qué modelo, untando caviar iraní en pan bimbo, con la barriga tendida al sol, en la cubierta del yate. Este Hotel es el fruto de ese paradigma: Quienes lo han hecho posible se han embolsado suficiente dinero para untarse kilos de caviar y regoldar con desparpajo en la tumbona del yatoncio. Qué España, qué borriquería berlanguiana y valleinclanesca. Qué chufa.
¿Qué arquitecto ha hecho ese bodrio? Imaginaos que la chorizada ya ha sido perpetrada, que los trámites ya están en órbita. Y van y os encargan el proyecto del hotel. ¿Tiene que ser así? Pues sí. Los políticos se han pringado y se han dejado las turmas sobre la tapa del piano (quiero decir sobre la tapa del capó del cuatro por cuatro). Pero, eso sí, todo tiene un límite. Son corruptos, sí, pero hay una frontera que no pueden pasar; una frontera que está por encima y por debajo del gesto más abyecto. Esa frontera intocable, incorruptible, inviolable, es la estética. (¿Habéis escuchado alguna vez a un concejal pronunciar la palabra "estética" con la boca llena de cigala? Es una de las más grandes gozadas que nos puede deparar la vida en este mundo: Effftética).
Sí. La estética es sagrada. Por eso mismo, amigo arquitecto, me vas a hacer el hotel escalonado, y me vas a hacer varias filas de arcos, que van a marcar un ritmo que ni el Máiquelyácson. Paso, paso, paso, y por encima tres pasos, tres pasos, tres pasos. Y otra vez paso, paso, paso. Un auténtico breakdance arquitectónico, una pre-cio-si-dad.
Ese arquitecto habrá ido a la escuela. Habrá tenido profesores de proyectos, pero quien manda no es la escuela, quien manda no es el profesor. Quien manda es la cigala, la "effftética" (escupiendo partículas de cigala), el caviar de un remoto país islámico y las traductoras rumanas, imprescindibles para que unos se entiendan con los otros.
En ese hotel no me imagino ni a Jack Nicholson. El de El Resplandor tenía mucha más clase.
Sí. Sí le veo para una película, pero no El Resplandor, sino alguna de Pacomartínezsoria, de esas raciales y buenasbuenas. Puritita España. Qué pena y qué vergüenza ser español.
Pero no todo está perdido. A ese malhadado hotel le veo inspirador de dos obras interesantes, las dos propiciadas por Greenpeace: Una es la action de envolverlo, como si fuera una obra del artista búlgaro Christo,
y la otra una pintada muy cachonda de 3TTman.
Lo malo es que la manta verde es temporal y la pintada muy pequeña. Lo malo es que una buena cagada no la tapan ni cien artistas.
Pero venga, venga, ánimo. Que todo inspira; que todo es bueno para imaginar, para pensar y para crear. ¿Quereifff una ffigalita?