Estuvimos a punto de no detenernos en la Praia do Belice, pensando que no tendría mucho que ver. Claro que hasta que no bajas no descubres lo impresionante y majestuoso que es este oculto lugar. Las escaleras son bastante empinadas, más aún que en Ponta da Piedade, y de hecho yo tuve que subir después a cuatro patas, pero os garantizo que merece mucho la pena.
Para empezar, una panorámica en la que podéis apreciar las dimensiones y la llanura de esta playa.
Un detalle de la zona más a la derecha. Aunque no se aprecia especialmente, se trata de una zona muy apta para practicar el surf (está al lado del Cabo de San Vicente así que os podréis imaginar el aire que hace).
Alguien debió olvidar poner el freno de mano a su coche y cayó desde arriba por el acantilado, partiéndose por la mitad. Aproximadamente estos acantilados tienen una altura similar a la de un edificio de diez plantas.
En esta fotografía se aprecia que bajo los acantilados hay cuevas, y viendo a +Valeriano Garcia Gonzalez nos damos cuenta de las dimensiones, aunque aviso, esta no era la zona más alta de acantilados...
No me pude resistir a hacer esta foto en la que se aprecian los reflejos de las rocas en la fina capa de agua en la zona más a la izquierda.
Ahí me tenéis, de nuevo, apresurándome a tomar un baño en las hipotéticas gélidas aguas del Algarve. Para mí el agua estaba en su punto!
Tal vez esta sea la fotografía adecuada para que os hagáis una idea de las dimensiones de la playa, lo que vemos a la derecha en esta fotografía son personas, no hormigas ;-)
Un detalle en macro, para finalizar, de la vida que se aferra a la zona rocosa que queda cubierta por las noches en esta playa.