Revista Cultura y Ocio

Algo en lo que creer, de Nickolas Butler

Publicado el 16 marzo 2020 por Goizeder Lamariano Martín

Algo en lo que creer, de Nickolas Butler
Ya ha pasado mes y medio desde que Blocion publicó la última reseña. Y más de tres meses desde mi última aportación al blog. El final de 2019 fue una época de cambios. Los dos nos animamos a cambiarnos de trabajo y, por mi parte, al comenzar 2020 me propuse tomármelo todo con más calma. Menos redes sociales, menos obligaciones autoimpuestas, menos presiones y exigencias y, en definitiva, simplificar mucho más mi vida. Por eso, decidí que solo reseñaría lo que me apeteciese, cuando me apeteciese y, sobre todo, porque me apeteciese. Y en esas estamos, disfrutando mucho de nuestros peques, familia, amigos y de nuestros nuevos trabajos. 
Pero ha llegado el dichoso coronavirus para ponerlo todo patas arriba. Toca quedarse en casa, lo que me permite tener todo el tiempo para jugar con los peques y, cómo no, para leer. Y hoy, mientras el pequeño se echaba la siesta y el mayor jugaba a ser Edurne Pasaban y escalar el Everest, he terminado Algo en lo que creer, la tercera novela que leo de Nickolas Butler después de Canciones de amor a quemarropa y El corazón de los hombres. Me ha gustado mucho. Y si a eso le sumamos el encierro forzoso en casa, me han entrado ganas de reseñar. Vamos a ello.  El protagonista de esta historia es Lyle Hovde, un hombre jubilado que vive con Peg, su mujer, en una granja en Redford, un pueblecito de Wisconsin. Con ellos vive Shiloh, su hija, e Isaac, su nieto de cinco años. Shiloh es adoptada, madre soltera y han mantenido con ella una relación muy complicada desde que era adolescente.  Los cuatro están felices de estar de nuevo juntos. Viven tranquilos, siguiendo el ritmo de las estaciones (el libro está estructurado en 31 capítulos divididos en cinco partes Primavera, Verano, Otoño, Invierno y nuevamente Primavera) y disfrutando de la compañía de sus seres queridos.  Hoot, amigo de Lyle desde que eran niños. Un hombre divorciado, solitario, fumador compulsivo y bebedor de cerveza empedernido al que la salud le está empezando a jugar una mala pasada. Charlie, el pastor de San Olaf, la iglesia a la que acude la familia desde siempre. Otis y Mabel, un matrimonio dueño de un huerto de manzanos en el que Lyle trabaja de vez en cuando.  Todos forman una comunidad tranquila, unida, aferrada a las tradiciones y las rutinas. Pero todo se tambalea cuando Steven, el pastor evangélico de una comunidad religiosa de La Crosse comienza a salir con Shiloh y a influir en su vida y en la de Isaac.  Como es habitual en sus novelas, Butler construye los personajes de forma magistral. Todos son sencillos, cercanos, reales, humanos y, al mismo tiempo, complejos, profundos, intensos, carismáticos. Se les coge muchísimo cariño y no se les olvida fácilmente. Dejan huella.  En mi caso me han llegado muy adentro Lyle y, sobre todo, Isaac. Un niño muy especial, cariñoso, inteligente, dulce y, como todos los niños, tremendamente vulnerable. Él está en medio de esa especie de guerra que emprenden Shiloh y Steven frente al resto del mundo, sobre todo contra Lyle.  Esta novela nos habla de las relaciones familiares, entre padres e hijos y entre abuelos y nietos. De la comunidad a la que pertenecemos, de la red que nos sostiene cuando vienen mal dadas. Pero, como su título hace ver, también habla de nuestras creencias y de nuestra fe.  Peg y especialmente Lyle dejaron de creer cuando su hijo Peter murió con tan solo nueve meses. Acuden a la iglesia más por costumbre y tradición, como un lugar de encuentro, que por creencia o fe. Pero la enfermedad de Hoot y las circunstancias que rodean su relación con Shiloh y con Isaac (no quiero hacer spoiler) le hacen cuestionarse todo.  Con un lenguaje pausado, envolvente, sutil y cálido, con descripciones concisas que nos trasladan al Medio Oeste americano, Butler nos habla de los peligros que se esconden detrás de las creencias, nos cuenta una historia que, por estar basada en unos hechos reales ocurridos en 2008, son todavía más desgarradores y nos demuestra que siempre hay algo en lo que creer cuando estamos dispuestos a cuidar y a proteger a las personas que amamos.  Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí. 

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