Revista Política
Cuando el delincuente encuentra la fácil connivencia del sistema para enjuiciar al juzgador. Cuando este país continúa escondiendo una parte de su pasado en las cunetas y algunos logran, una y otra vez, que el fracaso y la frustración se ceben con la dignidad de quienes fueron asesinados. Cuando algunos, si los que son señalados con el dedo son sus amigos y compañeros de partido, en vez de justicia, sólo ven persecución política cuando se intenta denunciar y castigar el robo de lo público y el expolio del dinero y de la riqueza colectiva. Cuando se dan pasos hacia el ideal de defensa global de los derechos humanos y de justicia universal y la fuerza del fascismo termina mofándose de ella. Cuando el esperpento se convierte en la seña de identidad de una forma de entender la justicia que sólo es la voz de su amo, obediente a los idearios más reaccionarios y que nos avergüenza ante el mundo. Cuando ocurre todo esto es que algo falla. Y hoy, la víctima de este fallo se llama Baltasar Garzón.
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