Algo huele a podrido en Andalucía

Le toca la vez a D. Antonio Gálvez y D. Antonio Jesús Sánchez Mejías, este último, ex-alto cargo de la Consejería de Sanidad andaluza, y que obtuvieron en los últimos años, unos cinco millones de euros en ayudas para sus peluquerías, incluidos los cursos de formación facilitados. La UDYCO investigó en 2.004, a petición de la fiscalía de Jerez, la meteórica ascensión de este grupo empresarial que obtuvo las subvenciones de una partida diferente a la del fondo de reptiles, de modo que, en caso de confirmarse el desvío irregular del dinero hacia otros fines, nos encontraríamos ante una nueva vía de escape de capital público.

A poco que se destape en Andalucía, después de un cuarto de siglo largo de socialismo tipo cortijo, se aprecia un fuerte olor a podrido, desde los millones de MATSA a los beneficios que se obtiene con las peluquerías, pasando por los EREs y casos menores en las peonadas. La renovación en el poder, la alternancia es imprescindible y el control a nuestros servidores públicos, absolutamente necesario. A veces no está tanto la responsabilidad en los dirigentes, como en la impunidad desde la que actúan con la connivencia de la oposición, independientemente de las siglas. El escándalo que se vive en Andalucía los últimos meses, es mayúsculo y destapa la obtención de grandes fortunas de modo irregular, y de los impuestos que hemos pagado todos los españoles. Solo cabe una explicación a que tantos desmanes hayan permitido seguir ganando elecciones a la misma formación durante varias convocatorias consecutivas, y es nuestra peculiar idiosincrasia. No votamos a favor de unos, sino en contra de otros. Las más de las veces, quien deposita su papeleta en las urnas lo hace para evitar que una derecha decimonónica alcance el poder. Desde luego, sí hay algo que las administraciones socialistas hicieron muy bien en esta comunidad autónoma: La propaganda política.

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