Revista Comunicación
Ha tenido que pasar toda una noche para poder digerir lo que vi anoche en una sala de cine. No quise empezar a escribir con la película tan reciente, pero la verdad es que Algo muy gordo, es muy fiel a su nombre, pero algo muy gordo de soportar despierto.
He seguido casi todos los proyectos de Berto Romero, soy bastante fan. Pero el humor es algo muy enrevesado, posíblemente el género más complicado que hay, ya que la comedia es algo tan propio de cada uno, que nunca se sabe cómo va a responder el público. Es por ello que cada vez más, se suele repetir la frase: "está todo inventado". Y es verdad, pero no porque esté todo ya hecho, sino porque el cine parece haberse estancado en los últimos años, y se necesitan nuevas fórmulas, pero el camino es difícil y, en ocasiones, tedioso y erróneo.
Carlo Padial nos presenta un falso documental, en el que podemos ver las entrañas del rodaje de una película protagonizada por el propio Berto, en el que cada cual se interpreta a sí mismo. A priori podría ser una idea fresca con la que sacar mucho material, pero como pasa en el ensayo y error, hasta dar con la clave, a veces nos topamos con un muro de ladrillos y acabamos sin dientes. Esto es lo que ocurre, que acaba convirtiéndose en un producto aburrido, tedioso y tristemente carente por completo de humor. No quiere decir que estemos con el gesto torcido durante todo el trayecto, hay chispazos de humor, con los que dibujas una sonrisa en la boca, e incluso te arranca una carcajada, más parecido a la risa nerviosa al no entender que hayas pagado una entrada para ver semejante bazofia. No han sabido dar con la tecla. Una pena, ya que Padial demostró potencial en Mi loco Erasmus (2012), que sí tuvo fuerza como para interesarte hasta el final.
El resto de elenco que acompaña esta desastrosa historia se compone por Carolina Bang y Carlos Areces, dos personas que intervienen en ella, pero que da la impresión de que compartían lugar de rodaje durante la filmación de otra película y que a la hora de la comida les decían que pasaran un rato y dijeran alguna frase para conducir un poco la trama. En realidad no aportan absolutamente nada.
El montaje también es algo confuso, ya que al ser formato documental, está compuesto como tal, pero da la impresión de que no se ha tenido demasiado cuidado en él. Todo acaba convirtiéndose en un batiburrillo de secuencias soporíferas, una detrás de otra, en las que da la impresión que sólo se busca el lucimiento de un Berto Romero al que se le ve como cansado desde la primera escena.
Es una lástima, y me apena porque en el fondo soy consciente de que es un proyecto que les debía hacer ilusión, pero el resultado final no ha sido ni de lejos lo que esperaban, o al menos eso quiero pensar. Un aborto creativo como otros tantos, que no deberían echar para atrás a ninguno, simplemente guardarlo en un cajón, donde nadie jamás pueda tocarlo, y comenzar con otra cosa cuanto antes.
He leído algunas críticas positivas, y probablemente alguien vendrá a decirme que no he entendido la película, o que será fruto de una amargura, pero cuando me siento en una butaca, y miro el reloj esperando llevar más tiempo del que pensaba allí sentado, sintiéndome como si me hubieran dado por el culo la Selección de fútbol de Ghana al completo, la verdad, me cuesta encontrar algo aprovechable de la cinta. Pero esta es mi opinión, quizá y ojalá tú lo disfrutes, es algo que yo no conseguí hacer.
Puntuación: 2/10Propiedad de ElAltramuz.com