Revista Cultura y Ocio

Algo que contar, de T. H. Merino

Publicado el 23 octubre 2011 por Goizeder Lamariano Martín

Algo que contar, de T. H. Merino

Título: Algo que contar

Autor: T. H. Merino

Editorial: Cultivalibros

Año de publicación: 2011

Páginas: 187

ISBN: 9788499236629

Al igual que ya hiciera con su novela Vuelo errático de mariposa, T. H. Merino me envió muy amablemente su libro de relatos titulado Algo que contar, por lo que aprovecho desde aquí para darle las gracias por las dos obras. Pero si en el primer caso quedé prendada de la historia de Fátima, esta vez la sensación que me ha transmitido el libro ha sido bien distinta. Los 19 relatos que forman esta obra me han gustado, unos más y otros menos, pero al fin y al cabo me han entretenido, eso no puedo negarlo, de lo contrario, mentiría.

Sin embargo, no he conseguido sentir nada por los protagonistas de las historias, me han resultado demasiado fríos y ajenos a mí, como si en lugar de carne y hueso estuvieran hechos de cartón y fuesen planos, superficiales, sin sentimientos ni motivaciones. Sé que no es lo mismo leer una novela que un libro de relatos, pero a mí los relatos siempre me han hecho disfrutar y nunca he tenido problemas para sentirlos intensamente, para meterme de lleno en las historias que narran, a pesar de su corta extensión.
Otro aspecto que no me ha gustado de esta obra han sido los finales de los relatos. En la mayoría de los casos son demasiado abiertos, dejan todo en el aire, sin explicar el por qué de las situaciones anteriormente descritas ni plantear un cierre, un final propiamente dicho, dejando al lector la libertad de imaginar qué ocurre con esos personajes y esas historias. Pero sé que esta cuestión no es algo objetivo, sino puramente subjetivo y que a unos pueden gustarles los finales abiertos y a otros, como es mi caso, no. Para gustos están los colores.

Y precisamente por eso, porque cada uno tenemos nuestros propios gustos y opiniones, me gustaría animaros a leer este libro para que os forméis vuestra propia opinión, sin dejaros influir por la mía que, por supuesto, es personal y subjetiva.

El libro está dividido en dos partes. En la primera los 10 relatos que la componen tienen como escenario el medio rural, los pueblos de la España profunda de tiempos pasados. En la segunda, formada por 9 relatos, los personajes y las historias se trasladan del campo a la ciudad, a la gran urbe insolidaria.

Pero en ambos casos los relatos nos cuentan retazos del día a día, de la vida cotidiana de sus personajes, hombres y mujeres, jóvenes y niños que le sirven al autor como excusa para retratar los claroscuros de los sentimientos humanos. Porque todos somos capaces de lo mejor y de lo peor y nunca sabemos cómo vamos a reaccionar en determinadas situaciones. Por eso, los personajes de estos relatos están atrapados en la sociedad que les ha tocado vivir, que les convierte unas veces en verdugos y otras, en víctimas.

En la primera parte del libro, La danza de los perros nos presenta a una peculiar anciana que vive encerrada en su mansión rodeada de perros con los que tiene una relación muy especial. Bilbao es el título del segundo relato y el mote de un hombre al que todos temen en el pueblo y del que todos hablan aunque apenas le conozcan. En Tarde de domingo somos testigos de la tensa relación que se establece entre una pareja de adolescentes y los padres de la joven. Día festivo nos traslada hasta una jornada de caza con fatales consecuencias en la relación entre dos hermanos. Un problema de lindes nos relata la obsesión de un anciano por una historia ya pasada que intenta ahora transmitir a su nieto. En El autobús mostaza nos encontramos también con una historia del pasado que vuelve al presente a pesar del paso del tiempo y de la distancia, porque ya se sabe que en los pueblos las cosas no se olvidan y las habladurías, los cotilleos, las acusaciones, las mentiras y los chismes nunca cesan.

Vestigios nos presenta a Pablo, un anciano que es como un niño grande y que tiene una relación muy peculiar con su enfermera. Los límites del cacique nos narra una historia dura, cruel e injusta en la que una familia sufre los abusos de poder del cacique del pueblo. Vilma nos acerca la conversación entre un viejo matrimonio en la que la mujer se dedica a despellejar a una vecina del pueblo, por furcia y por robamaridos. Por último, Algo que contar es el relato que da título al libro y que cierra esta primera parte, la dedicada al ámbito rural. En ella contemplamos la primera vez de una joven pareja separada por la Guerra Civil.

La segunda parte comienza con Asimetrías, un relato en el que su protagonista vive atrapado por la rutina en la cárcel en la que se ha convertido su casa y con su mujer, convertida ahora en carcelera, y obsesionado con su antiguo trabajo. Por eso se deja llevar y arrastrar por la rutina, aunque parezca un mendigo. En Tarde depresiva su protagonista está obsesionado con cuidar y limpiar sus zapatos mientras se refugia en el fútbol, el que ve por la tele y en el estadio, para superar la rutina y huir de los problemas del trabajo, de su mujer y de sus hijos. Los allegados nos acerca la conversación de unos hermanos tras enterarse de que su padre no les ha dejado su herencia a ellos sino a una joven con la que compartió su vida durante los últimos años. El infamado nos traslada hasta una peculiar comunidad de vecinos que vive obsesionada por la desaparición de una mujer y sus dos hijos. Los vecinos, al mismo tiempo que llevan a cabo una investigación, intentan hacerle la vida imposible al marido, al que creen culpable e, incluso, un asesino.

Despertar es la historia de una criada atrapada entre su señora, el ludópata y alcohólico de su marido y su señor, obsesionado con ella. Ídolo caído nos cuenta la caída de una alta ejecutiva que no atraviesa sus mejores momentos ni personales ni profesionales. El mendigo en su palacio nos acerca hasta el día a día de un mendigo que malvive en el aeropuerto. Pareados tiene como escenario una urbanización en la que todos viven obsesionados con tener una casa y un jardín mejor que sus vecinos, con aparentar y ser quienes no son en realidad. Por último, Un momento inoportuno nos cuenta la historia de Remedios, una mujer maltratada que trata de huir de Nicolás, su marido.

Antes de terminar no quiero dejar de destacar que, sin ninguna duda, lo que menos me ha gustado del libro son las muchísimas faltas de ortografía que contiene. Como ya he comentado en más de una ocasión es algo que no soporto, es superior a mis fuerzas, una falta de ortografía en un libro me saca de la historia de golpe, como si me diesen una bofetada o me tirasen por encima un vaso de agua.

Y, por desgracia, con este libro he tenido esa sensación demasiadas veces. Faltan muchísimos acentos, hay infinidad de comas entre el sujeto y el predicado, errores de concordancia de género y número entre sujeto y predicado y entre sujeto y verbo, continuas confusiones en el uso del complemento directo y el complemento indirecto, un uso incorrecto de las preposiciones y por si todo esto no fuera suficiente, me he encontrado con cosas como esa imagen que tenía gravada en su cerebro.


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