Sinceramente, yo no lo sé. Lo reconozco.
Ahora mismo veo a mi alrededor síntomas positivos y negativos mezclados, y quizás eso explica en parte por qué todos notamos una cierta parálisis en nuestras actitudes. Tanto a nivel personal como a nivel empresarial (que a la postre son personas que deciden políticas de inversión).
Lo positivo, que empiezan a notarse brotes verdes; quizás porque hay empresas que están aprovechando las oportunidades que se producen como consecuencia de la crisis. Y también porque la crisis está despertando el espíritu emprendedor de muchos jóvenes.
Lo negativo es que el nivel de paro, déficit público y restricción crediticia es tal que el consumo está en mínimos y la inversión empresarial aún, en general, congelada.