Y es que, a veces, las personas somos "víctimas" de nuestras respuestas automáticas. Estas son el resultado de patrones de personalidad muy arraigados en nosotros.
Entonces, basta con que haya desarrollado una personalidad que teme el rechazo o el abandono, que sobrevalora la opinión o los sentimientos de los otros, que es tendente a complacer a los demás pero no se ocupa de satisfacerse a sí misma... para que, fácilmente, ante una petición, demanda o propuesta del otro, enseguida diga que sí y me encuentre poco después haciendo algo que realmente no quería hacer y encima castigándome con la culpa por ello.
Nos solemos decir, "¡no he aprendido nada!" Tanto libro de autoayuda, tanta conferencia, tanta terapia, y sigo cometiendo el mismo error; no he aprendido nada. Falso. Claro que has aprendido, y puede que mucho. Pero estamos hablando de respuestas automáticas, casi involuntarias, una sensación, pensamiento, emoción y conducta que se da en ti en cuestión de segundos o milisegundos.
Aprender a detener y cambiar ese patrón automático requiere de tiempo, para ir despertando una nueva consciencia en ti e ir dándote cuenta, cada vez más y en menos tiempo, de cuándo, cómo y por qué realizas esos automatismos. No has de no ejecutar la respuesta automática, ese no es el objetivo, sino tomar consciencia de que la haces, de que es perjudicial para ti (en las ocasiones que lo sea, quizá no siempre) y que existen alternativas para responder de otra manera favorable.
Y adquirir el compromiso de cambiar la respuesta. Pero este compromiso nunca se verá materializado en un cambio automático ("de la noche a la mañana"). Tendrás que volver a dar la misma respuesta que pretendes cambiar muchas veces para seguir ganado consciencia y provocando el cambio de respuesta muy progresivamente.
Entonces, si el automatismo al que nos estamos refiriendo en este post es decir que sí enseguida a una petición de otra persona (te pide un favor, o te solicita hablar contigo porque necesita contarte algo, o quiere quedar para salir...), te voy a enseñar una sencilla estrategia que te puede ayudar a detener la respuesta automática y sustituirla por otra más meditada. Es la siguiente:
1. En primer lugar, date tiempo. Cada vez que te hagan una proposición o demanda, no digas ni que sí ni que no al instante; date un mínimo de tiempo para pensar. Si tienes a la persona delante, lo único que has de decirles es "Necesito pensarlo antes de decirte" o "Un momento, déjame pensarlo". ¿Por qué hemos de responder enseguida a las demandas de los demás? ¿Lo hacemos siempre que el entorno nos demanda algo; verdad que no? No tiene sentido, puedes, perfectamente, darte ese tiempo.
2. Aprovecha ese tiempo para contestar a estas tres preguntas: "¿Puedo?", ya que habrá veces que no puedas porque hayas de hacer algo más urgente y/o importante y que sea imposible aplazar o te resulte muy difícil posponer. "¿Quiero?", puesto que habrá veces que no te apetezca o prefieras hacer otra cosa y estés a punto de decir que sí solo para contentar a la otra persona sin tener en cuenta tus deseos. "¿No quiero pero por esta vez no me importa hacerlo?". Esta última solo tendrás que preguntártela si has dicho "no quiero" a la segunda pregunta. A veces no queremos pero evaluamos que para la otra persona es importante la demanda que nos está haciendo y para nosotros no es grave aplazar nuestras preferencias.
3. Decide. Di sí o di no. Quédate contento y tranquilo con tu decisión y, si el resultado es negativo, no te automachaques, solo aprende para la próxima vez.
A veces tu respuesta será afirmativa y otras negativa, pero ya no estarás cediendo automáticamente al sí para contentar al otro sino que te estarás teniendo en cuenta, que es de lo que se trata.
Si aplicando esta estrategia sigues percibiendo que dices mucho "sí" cuando realmente quieres decir "no", puedes leer este post sobre las resistencias psicológicas que nos dificultan el "no" y acudir a terapia psicológica. No sería la primera persona que acude al psicólogo por este motivo ya que hay muchos que no se atreven a decir que no por inseguridades y miedos que se pueden trabajar y superar.
Recuerda que, en muchas ocasiones, decir que no es decirse que sí a uno mismo.
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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.
¡Un abrazo!